¡Nunca más, la derecha en el poder!

Aún sangran las imborrables heridas que a nuestro México causó el neoliberalismo. Las calles aún huelen a muerte; las madres aún buscan a sus hijos; el dolor aún embarga a miles de familias. 

No olvidamos… A los niños de la ABC. Los mas de 200 mil muertos por la guerra de Calderón. El despojo a 40 mil familias con la extinción de de Luz y Fuerza del Centro. Los 80 mil desaparecidos. Las dos veces arrebatada la presidencia. La privatización del petróleo y el gas. La debacle económica.

Y lo que vivimos como mexicanos, en esa época de terror, encerrados en las casas, con miedo a “levantones” o que los hijos no volvieran de la escuela. El miedo de que llegaran los cuerpos de seguridad a nuestras casas y nos arrancaran hermanos, padres o hijos para llevarlos al narco. México vivió hundido en el terrorismo, por orden del presidente.

¡¡¡¡¡Y SE ATREVEN A SALIR AL ZOCALO,  CON TOTAL DESCARO Y CINISMO A PEDIR JUSTICIA !!!!!

¡Cuánta desfachatez poseen los enemigos del pueblo! ¿Cómo tienen la insolencia de llamarse democráticos y de exigir, bajo amenaza de perder trabajo, a sus empleados de casa y de alcaldías, para completar la farsa del acarreo y de la simulación política, su presencia en la movilización, llenando la plancha del zócalo con gente a quien ellos mismos han desdeñado y maltratado?

La marcha del 26 nos deja claro que la derecha está colmada de desvergüenza. Pero también, que sus intenciones por regresar al poder presidencial se han convertido en una morbosa y patológica ambición.

Los dejan claro desde el momento en que fueron capaces de llenar el zócalo sin importarles el descrédito por el vulgar acarreo y el pago de $100 a los asistentes. Lo dejan claro al imponer a una ministra enemiga del pueblo y amiga de la delincuencia a quienes no ha tenido reparo en “soltar” y en concederles cuanto privilegio se le antoja. Lo dejan claro al violentar la ley cada que sea posible; al criticar de manera soez al presidente; al tratar de imponer su pensamiento social, político y económico, a través de los obispos católicos y  a través de los medios de difusión alienados al sistema.

No cederán en su afán de llegar a ocupar la silla presidencial nuevamente. Por eso, nosotros, los que amamos un país libre y justo, debemos estar preparados.  No caer en el error de creer que podemos cruzarnos de brazos, esperando una votación copiosa a favor de nuestro candidato, hombre o mujer, sin haber luchado arduamente por generar conciencia social y política, cada día del año.

Si la carga de la nación y las elecciones se la dejamos al presidente, seremos unos mexicanos injustos y holgazanes. En cambio, si todos nos damos a la tarea de trabajar una estrategia de comunicación, difundiendo la verdad y aclarando las dudas mediáticas; hacer labor de boca en boca desde la casa y el trabajo; permear en la comunidad la realidad política de nuestro país; iremos a la contienda electoral fuertes y decididos.

Así podemos evitar que la derecha se apropie de lo que con tanta lucha y esfuerzo se ha ganado. ¡Si luchamos hoy, mañana ganaremos!

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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