La guerra económica entre China y Estados Unidos vuelve a encenderse. A días de la reunión entre Trump y Xi Jinping, ambos gobiernos lanzan nuevas sanciones que sacuden los mercados y amenazan con alterar las cadenas de suministro globales. La disputa por el control tecnológico entra en una fase decisiva.
La tensión económica entre Estados Unidos y China escaló a un nuevo nivel, a pocas semanas del encuentro previsto entre Donald Trump y Xi Jinping, ambos gobiernos endurecieron sus posturas comerciales en una disputa que amenaza con desestabilizar los mercados globales.
El presidente estadounidense anunció aranceles del 100% sobre todas las importaciones procedentes de China, medida que entrará en vigor a partir del 1 de noviembre. Trump justificó la decisión señalando que Pekín restringió la exportación de metales y minerales de tierras raras, esenciales para la industria tecnológica y militar de su país.
En respuesta, China reforzó los controles sobre la venta de estos materiales, de los que domina cerca del 60% de la producción mundial y el 90% del mercado de imanes de neodimio. Las nuevas disposiciones obligan a que cualquier producto que contenga componentes o tecnología china sea aprobado directamente por su gobierno, cerrando de facto el acceso de las potencias occidentales a esta cadena de suministro crítica.
El endurecimiento de ambas potencias sacudió los mercados financieros, pues ell S&P 500 cayó 2.7 % y el Nasdaq retrocedió 3.5 %, mientras las criptomonedas registraron desplomes de hasta 80 %. Analistas advierten que las pérdidas podrían multiplicarse si la confrontación comercial se prolonga.
Pekín calificó las declaraciones de Trump de “hipócritas”, y recordó que fue Washington quien impuso primero sanciones y listas negras contra empresas chinas, además de gravámenes a los buques provenientes de ese país.
A pesar del clima adverso, ambas potencias mantienen abierta la puerta al diálogo, pues Trump reconoció que aún no ha cancelado la reunión con Xi Jinping en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), aunque condicionó su realización a la disposición de China para negociar.
Los efectos de las restricciones de Pekín podrían sentirse más allá de Estados Unidos y Europa. Un análisis del The New York Times menciona que los límites a la exportación de tierras raras amenazan con interrumpir el suministro global de sectores estratégicos como el armamentista, automotriz y de semiconductores.
Las nuevas reglas chinas entrarán en vigor entre el 8 de noviembre y el 1 de diciembre, y podrían redefinir el equilibrio económico mundial. Lo que comenzó como una guerra comercial, advierten expertos, ya se perfila como una batalla por el control tecnológico del siglo XXI.

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