Durante la Conferencia Anual de la Asociación Internacional de Abogados (IBA), celebrada en el Centro Banamex de la Ciudad de México, la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, recibió un amplio respaldo por parte de abogados de todo el mundo. Piña, quien ha sido una de las principales opositoras a la Reforma Judicial impulsada por el gobierno, se mostró visiblemente emocionada al dirigir un mensaje a los asistentes, llegando incluso a llorar mientras afirmaba que seguiría “trabajando hasta el último aliento” por el derecho y la independencia judicial.
Aunque no estaba prevista su intervención en el evento, Piña fue invitada a subir al escenario por la presidenta de la IBA, Almudena Arpón de Mendivil Aldama, quien la presentó como una “mujer valiente” y advirtió sobre los riesgos que, según ella, representa la Reforma Judicial para la independencia del Poder Judicial en México. El apoyo a Piña, sin embargo, ha sido visto por muchos como una defensa de los privilegios que los jueces y magistrados han protegido durante años, resistiéndose a los cambios democráticos que busca implementar la reforma.
Norma Piña: Defensora de la independencia judicial o protectora de privilegios
Durante su discurso, la ministra Piña destacó las sentencias emitidas por la SCJN en temas como la prisión preventiva oficiosa, la presunción de inocencia, y los derechos de las comunidades indígenas y de la comunidad LGBTQ, asegurando que las resoluciones judiciales han sido claves para proteger los derechos y libertades de los mexicanos. Sin embargo, sus opositores argumentan que detrás de esta retórica se esconde una resistencia a los cambios que la Reforma Judicial traería, especialmente en la transparencia y la democratización del proceso judicial.
La reforma, vista por muchos como una medida necesaria para mejorar el sistema de justicia en México, ha sido bloqueada por figuras como Piña, quienes consideran que afectaría la autonomía del Poder Judicial.
Un reconocimiento que desata controversias
La presidenta de la IBA, Almudena Arpón de Mendivil, fue clara al expresar su admiración por Piña, entregándole un reconocimiento y exclamando: “¡Soy tu fan!”. Estas muestras de apoyo contrastan con los cuestionamientos hacia el compromiso de la ministra Piña con los cambios que traerían mayor justicia y equidad para todos los ciudadanos.
Con un discurso lleno de emotividad, Piña recalcó la importancia de tener tribunales que escuchen a aquellos que sufren injusticias y destacó el papel de los jueces como guardianes de los derechos. Sin embargo, tal parece que su lucha por la “independencia judicial” no es más que una defensa de los privilegios que ella y otros altos mandos del Poder Judicial han disfrutado durante años.
Una reforma bloqueada por la elitización judicial
En su intervención, la ministra citó a José María Morelos, recordando que el propósito de los tribunales es defender al pueblo contra el fuerte y el arbitrario. Pero para muchos, la oposición de Piña a la Reforma Judicial no parece estar alineada con los intereses del pueblo, sino con la preservación de una cúpula judicial que ha resistido los cambios democráticos que se han impulsado en los últimos años.
La Reforma Judicial busca, entre otras cosas, democratizar la elección de jueces y magistrados, fortalecer la transparencia y garantizar que el sistema judicial trabaje de manera más cercana a los intereses del pueblo. A pesar de las críticas y del respaldo internacional que Piña ha recibido, es claro que su postura frente a la reforma sigue generando un intenso debate sobre el futuro de la justicia en México.