¿Es de verdad la preocupación que la Unión Nacional de Padres de Familia, la Iglesia Católica, algunas televisoras, legisladores, gobernantes y personas en general, que han expresado por los nuevos libros de texto y la #NuevaEscuelaMexicana? Por supuesto que no. No es verdadero y nunca ha sido verdadera la preocupación que los antedichos han manifestado tener por la educación de los niños, tan es así que desde el principio de los tiempos, se han ocupado en crear escuelas particulares en lugar de impulsar la educación pública y popular; se han adosado a las listas de libros de paga sin que les importara si los libros de la Conaliteg llegaban a las escuelas públicas, y menos, revisaron el contenido que por años se incluyó en esos libros, que hay que decirlo, tuvieron muchos y graves problemas de redacción, información, contenidos que fueron recortados de la historia, como personajes y hechos trascendentales, según lo requirieran los grupos de poder para sus aviesos fines.
Si el centro de esta “preocupación”, hubiera sido la calidad de educación, de materiales y los niños en relación con la escuela y los maestros, en primer lugar, no se hubiera precarizado la educación al punto en que hubo empresarios que atentaron contra ellos, llamándoles pinches delincuentes; no se habría permitido el deterioro de los edificios y mobiliario escolares y obviamente, no se hubiera permitido que se elaboraran materiales con ideología que no ensalzaba las tradiciones e historia mexicana, ni se habrían utilizado la educación, los niños o los libros, como medio de presión para obtener prebendas y licencias de producción sumados al lucro desorbitado que conllevaba la elaboración, manufactura y distribución de los libros de texto que, por razones de rectoría del Estado, tendría que haber permanecido siempre como una tarea exclusiva de la Conaliteg.
Sin embargo, solo por hablar del último medio siglo, esta Comisión Nacional de Libros de Texto se plegó por completo a las directrices de editoriales como Santillana o Trillas y los contenidos de ambos sistemas editoriales tenían la misma información en el fondo, aunque en la forma cambiaban los nombres y las ilustraciones, ah, y el papel en que se imprimían.
Al respecto de las editoriales, tenemos que señalar que tienen una agenda política que difiere por completo de la misión original de una Comisión Nacional de Libros de Texto, que es la de garantizar el derecho a la educación tal y como lo señala el artículo tercero constitucional.
Sobre las personas que hoy se agarran del tema para “generar debate y polémica”, se han valido de las redes para insultar a los colaboradores, al presidente (como siempre), pero sobre todo la inteligencia de las personas que harán uso de estos materiales día a día, en el salón de clases. Esto refleja el profundo enojo que les causa que el sistema escolar cambie y evolucione y crezca y mejore los materiales y garantice que la educación sí será ese derecho enunciado en nuestra Ley Máxima, que obligatoriamente debe de ser una educación laica gratuita y de calidad, cosas que durante muchísimos años, no ocurría.
De lo que más preocupó a algunos miembros de esta destacada derecha, entre ellos al histrionista Javier Alatorre, fue precisamente que se atacaba la religión sin tener en cuenta que somos un país laico que, aunque mayoritariamente su población practica la religión católica, no somos un estado confesional y no tendría por qué haber ninguna insinuación sobre símbolos religiosos porque rompe el principio constitucional rector de nuestra patria. ¿Qué es el laicismo? La libertad de practicar o no, una religión, la que sea nuestra voluntad, pero el Estado no puede sugerir ninguna, bajo el riesgo de inmiscuirse negativamente en nuestra decisión y transgrediendo uno de nuestros derechos humanos: la libertad de creencias.
También hubo quienes expresaron dudas sobre la calidad de los materiales, pero teniendo el vínculo disponible, tampoco se han asomado a ver para tratar de entender qué es y cómo la Nueva Escuela Mexicana está buscando la creación de un sistema educativo y cultural propio, que hace uso de sus saberes comunitarios como base de los principios educativos y que mejora la oportunidad de los maestros para desarrollar sus propios planes y proyectos, al poder adecuarlos a las necesidades de sus grupos en la vida real.
Este martes inician conferencias vespertinas en Palacio Nacional para explicar extensamente los contenidos, los criterios de selección de los currículos de los colaboradores y todas las dudas sobre la forma en que se van a usar los materiales; si desaparecen los grados como tales, y todas las demás preguntas que los reporteros lleven (quién sabe de parte de quién, pero que querrán hacerlos lucir como los héroes del golpeteo en las siguientes 2 semanas).
A mí no me cabe duda de que la gravísima dependencia que vivió México en todos los sentidos, dejó dañados a los conservadores; en el tema educativo, desde la concepción de ideas hasta la elaboración de textos, nuestro país necesitaba pasar por un proceso de “palomeo” de parte de la industria editorial mayoritariamente española en México, pero que hoy experimenta una nueva ola independentista, como aquella iniciada en 1810.
¡Que la cruzada por la educación no dure más allá de un ciclo escolar! Sabemos que la revisión servirá para callarle la boca a pocos, porque la inmensa mayoría de la oposición grita tanto, que nunca logran escuchar y entender nada que no sea su propio ruido.
- @cevalloslaura
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