Corrían los tiempos de la ejecutiva soberbia neoliberal del Jefe de la Mafia del Poder: Carlos Salinas de Gortari, cuando en una entrevista declaró lo siguiente: “nosotros privatizamos los bancos, la compañía telefónica, las líneas aéreas, la siderurgia, las minas, estamos ahora procediendo a privatizar los puertos, los aeropuertos. No hay modelos, en México lo que nos ha funcionado es un sistema de privatización a través de subasta pública”.
Con esta sentencia y a punta de rúbricas, las garras del sicario económico posgraduado en Massachusetts, hundían la operación portuaria en Veracruz mientras devoraba a los hombres, mujeres y sindicatos que proveían de bienestar social a la ciudad.
Salinas de Gortari mandó de una en una a las más de diez mil familias porteñas que dependían de la economía de los muelles jarochos hacia una certera muerte financiera. Los más afectados en este proceso fueron los obreros portuarios pertenecientes al Sindicato de Maniobristas, Carretilleros, Cargadores, Abridores y Conexos de la Ciudad y Puerto de Veracruz; los de la Unión de Checadores o Tarjadores y Similares del Puerto de Veracruz y los de la Unión de Estibadores y Jornaleros del Puerto de Veracruz.
El 1 de junio de 1991 se publicó un Acuerdo en el DOF por el que el Gobierno Federal “por conducto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, requisó los servicios portuarios, los de maniobras y todos los bienes que se utilizaban para su operación en el Puerto de Veracruz”. Este precedente establecía las supuestas “nuevas” reglas para el manejo del puerto.
La requisa de Salinas de Gortari tenía como justificación erradicar prácticas inadecuadas que entorpecían la buena marcha de los muelles veracruzanos y mejorar los sistemas que permitieran una mayor productividad para beneficio del comercio exterior. Todo orquestado desde la ilegalidad para conveniencia de los socios del presidente en aquel entonces.
Empresas inescrupulosas como Operadora Portuaria del Golfo, Compañía Terminal de Veracruz, Internacional de Contenedores de Veracruz (ICAVE) y otras más, coludidas con políticos mafiosos como Dante Delgado Rannauro y Fernando Gutiérrez Barrios, gobernador de Veracruz y Secretario de Gobernación respectivamente, atropellaron los derechos laborales de miles de obreros portuarios.
Muchos de estos, desesperados por ser despojados de su patrimonio decidieron caminar hacia la mar para nunca más volver. El robo avalado mediante una requisa inconstitucional permitió que durante 3 décadas de gobiernos neoliberales, dónde el que entraba lavaba la cara del que salía, el saqueo del puerto de Veracruz fue constante e incalculable.
Con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador al poder, la revisión con lupa de los malos manejos de Paraestatales y Fideicomisos, permitió que se conociera lo que pasaba en Veracruz. La Administración Portuaria Integral de Veracruz, creada para manejar la operación de los muelles y el intercambio comercial, fracasó. Esta entidad perpetuaba el beneficio económico de un reducido grupo de empresarios cobijados por los ex presidentes Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y sin duda Enrique Peña Nieto.
Los cuatro primeros se burlaron de los mexicanos avalando la privatización del Puerto de Veracruz por cincuenta años y el último se carcajeó extendiendo esa concesión por cincuenta más. AMLO entró para poner orden y así lo ha hecho durante estos cuatro años de su gobierno en el ámbito portuario de México.
Las Administraciones Portuarias Integrales que dependían de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes se transformaron, por interés nacional del presidente López Obrador en Administraciones del Sistema Portuario Nacional (ASIPONAS), vigiladas y manejadas por la Secretaria de Marina. Esto ha permitido avances en la limpieza de las rancias instituciones.
La voluntad política del presidente Andrés Manuel López Obrador por resolver los problemas sociales, como este del Puerto de Veracruz, le otorga el beneficio de la duda para afianzar su humanismo mexicano en los dos años que le quedan de mandato y desterrar el tropicalizado neoliberalismo whitexican que tanto ha costado a nuestra nación.
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