MORENA: partido-movimiento

Opinión de Juan Rosales

“Luego del fraude de 2012 algunos opinaban que debía retirarme. Mis malquerientes sostuvieron que estaba viejo y políticamente acabado. Inclusive llegué a pensar en esa posibilidad… tenía ganas de exclamar: Voy a luchar toda mi vida por mis ideales, pero ya no volveré a ser candidato a nada; me retiro como dirigente político… Pero al mismo tiempo pensé en mi responsabilidad como dirigente… Por ello decidí permanecer activo en la política. Fue así que fundamos un instrumento nuevo de lucha, MORENA. Así lo hicimos. MORENA es una corriente de aire fresco, limpio. Con el tiempo se ha convertido en la única esperanza del pueblo de México…” 

AMLO en Esto soy. 1

Creado el 2 de octubre de 2011, efeméride en la vida política y social reciente del actual partido en el gobierno, el Movimiento de Regeneración Nacional (solo Morena una vez que obtuvo su registro como partido) surge impulsado por Andrés Manuel López Obrador con el propósito de promover su campaña presidencial en las elecciones del año 2012; sin embargo, no es sino hasta el 9 de julio del 2014 que Morena pasa de ser una asociación civil (20 de noviembre de 2012), a un partido político nacional luego del registro otorgado por el Instituto Nacional Electoral, y que tendría sus efectos el 1 de agosto de 2014. Hoy precisamente se cumplen 8 años de su registro.

Tal vez debido al deslinde que desde el inicio de su gobierno hizo López Obrador con respecto a Morena y a los ajustes que a su interior se llevaron a cabo, al abandonarlo destacados mandos y líderes incorporados a posiciones de gobierno, o probablemente a un poco de ambas razones, luego de aquel 1 de julio de 2018, algunas figuras de la dirigencia morenista seguidas por grupos de la militancia han priorizado logros en la confrontación partidista y electoral a costa de la desmovilización popular, dejando de impulsar el abanderamiento de la multiplicidad de requerimientos del llamado, en palabras de Antonio Gramsci, bloque social de los oprimidos.  

Así, “el portentoso organismo ciudadano”, como lo llama Armando Bartra, “que en menos de cuatro años acabaló más de dos millones y medio de militantes y ganó de calle la elección… mostró su razón de ser … un partido electoral y no de lucha social… sin duda el organismo ha entrado en terrenos inciertos. Por una parte, está el hecho de que muchos de sus cuadros se están volcando a la función pública, pero lo más desafiante es que Morena tiene que redefinir su papel y encontrar su lugar en el nuevo escenario…”2

Se requiere retomar las características de movimiento popular que le dieron origen, y sumarlas a las de un partido político, fuerte y en el gobierno, ya no solamente dedicado a obtener votos y ganar posiciones políticas “… ayudando a las ingentes tareas de organización, movilización y también vigilancia crítica que supone el cambio de ruta. Porque en la perspectiva de su política sindical, de su política campesina, de su política estudiantil… los partidos pueden y deben participar en los gremios, que es lo que les permite ser mediadores entre la sociedad y el Estado…3 Esta ardua labor, en poco más de dos años, deberá continuarse sin contar con la presencia de López Obrador, para lo cual tanto el movimiento como el partido deben prepararse.

La consolidación de la Cuarta Transformación y su avance a una fase superior a partir del 2024 requiere de un movimiento social fuerte, dinámico, que en cualquier momento sea capaz de tomar las calles en pos de sus reivindicaciones; a la par necesita de un partido cuya militancia caracterice su quehacer político comprometido con los principios y valores éticos basados en el poder obediencial. Las posiciones ganadas en los procesos electorales deben considerar que ese poder obtenido con el voto ciudadano pierde su razón de ser en la transformación si no se pone al servicio del pueblo. Recordemos que es el pueblo, y no las autoridades, en quien reside la sede del poder. 

La necesidad de contar con un partido que abandere los diferentes frentes de batalla que la ciudadanía tiene a partir de sus actividades socio-económico-políticas, que haga las veces de conciencia colectiva frente al quehacer gubernamental, que conduzca los posicionamientos políticos frente a la desestabilización y golpismo de la oposición, que promueva y fomente la participación de la militancia en la organización popular, que forme cuadros políticos requeridos en las tareas nacionales a partir de los principios partidistas, en fin de disponer al mismo tiempo de un instrumento social, así como de una estrategia política para fortalecer la participación ciudadana y la tarea estatal, es imprescindible en el fortalecimiento de la Cuarta Transformación. 

“Para articular en proyectos nacionales incluyentes, tanto el bien común como los intereses específicos de clases y sectores, los partidos son el gozne de la democracia representativa, pues sin ellos como referente crítico los mejores gobiernos desbarran, y sin ellos como representación política integradora y estratégica los pueblos se balcanizan en particularismos…3 Es decir, sin un movimiento-partido no podremos continuar con las tareas de construcción colectiva de un nuevo entorno nacional. 

Continuando con lo afirmado por Bartra “… el gobernar desgasta y la legitimidad social debe reconstruirse todos los días mediante el activismo político y trabajo de base. Pero aún más importante, si se considera que es a mediano y largo plazos como se consolidará un nuevo régimen, la reflexión sobre el proyecto estratégico y el debate público que prepare las condiciones subjetivas y la correlación de fuerzas necesaria para operar las transformaciones de más largo alcance que algunos deseamos, no es tarea del gobierno, sino del partido… Todas las experiencias nos dicen lo mismo: los movimientos sociales son poderosos, pero casi siempre coyunturales, de modo que necesitamos partidos. Pero partidos diferentes, partidos de nuevo tipo…”.4

En este contexto, de la mayor trascendencia resulta la actual coyuntura en la que Morena realiza actividades de renovación a través de las cuales en todo el país se elige a congresistas estatales y nacionales, para renovar los Comités Ejecutivos Estatales, el Consejo Nacional, el Comité Ejecutivo Nacional y adecuar los documentos básicos del movimiento. Entre el sábado 30 y el domingo 31 de julio se realizaron asambleas electorales en todas las entidades. De todo este ejercicio democrático debe resultar un partido Morena fortalecido para atender sus tareas como movimiento y también como organización política. 

Es necesaria una reflexión en torno a quienes ven al partido como un partido más, es decir que consideran al quehacer político como ganar elecciones y ocupar espacios en el gobierno, “obtener el poder arriba”; y alrededor de aquellos que conciben a Morena como un movimiento político y social. La primera corriente ve al Estado como el mayor protagonista, la segunda asume el protagonismo del Estado, pero primordialmente el del pueblo en el que reside la soberanía. La corriente partidista afirma que “la política es asunto de políticos y se condensa en las elecciones, la movilizadora social-partidista sostiene que “la política la hacemos todos, todos los días y en todas partes”.Ambas se integran dialécticamente cuando afirmamos que Morena debe ser partido en tiempos electorales y movimiento siempre. 

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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