La violencia contra la prensa en México no da tregua. De enero a julio de este año, nueve periodistas han sido asesinados en distintos puntos del país, según un informe de Reporteros Sin Fronteras citado por el periodista Carlos S. Maldonado en El País. Ocho de los crímenes estarían directamente relacionados con su labor informativa.
Las víctimas, en su mayoría reporteros de medios locales o comunitarios, cubrían temas de alto riesgo: crimen organizado, corrupción, desapariciones forzadas y conflictos territoriales. Desde Guanajuato y Puebla hasta Sonora y Quintana Roo, el mapa de la violencia se expande sin distinción geográfica.
Uno de los casos más alarmantes ocurrió en Cozumel, donde fue hallado sin vida el periodista Melvin García, quien había regresado tras exiliarse por amenazas derivadas de un libro en el que denunciaba a un exgobernador. En Acapulco, dos comunicadores fueron ejecutados; uno de ellos, minutos después de transmitir en vivo un hecho local. En Guanajuato, otros dos periodistas que investigaban desapariciones fueron asesinados en marzo.

Incluso quienes estaban bajo protección oficial han sido alcanzados por la violencia, como Calletano de Jesús Guerrero, inscrito en un programa federal desde 2014 y asesinado en enero en el Estado de México. Para Reporteros Sin Fronteras, esto demuestra fallas estructurales en los mecanismos institucionales de resguardo.
El informe también advierte sobre un patrón regional preocupante: en solo siete meses, los asesinatos de periodistas en América Latina ya superan el total registrado en todo 2024. “La impunidad y la falta de voluntad política alimentan esta violencia. Exigimos a los Estados garantizar condiciones reales de seguridad y justicia para el ejercicio periodístico”, advirtió Artur Romeu, director de Reporteros Sin Fronteras para América Latina en una entrevista realizada por El País.
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