La derecha es igual en todos los países, tramposa, mentirosa y con una vocación inocultable por los delitos de todo tipo. En México hay una larga lista de panistas y priistas que no ser por el fuero que le ofrece su cargo de elección popular estuvieran purgando largas sentencias. También los hay que están presos y prófugos.
La conducta de la derecha en Venezuela nos es tan familiar a los mexicanos que no podemos menso que desmentir, automáticamente, a los medios tanto de México como de ese país. Los grandes derrotados en poda América Latina, por su falta de credibilidad que no supieron defender ni sustentar.
De las 30 elecciones de los últimos años en Venezuela la oposición de derecha, desde el inicio del conteo de votos han denunciado fraude, como sucedió el pasado domingo 28 de julio, sin presentar pruebas, ni testigos. Ningún testimonio más allá de sus palabras. La autoridad electoral de ese país revive de instancias nacionales y extranjeras auditoria constantes que no dejan duda respecto a su esquema de conteo. Cuando se dan a conocer los primeros resultados, aún sin la totalidad de las mesas contabilizadas, se considera una ventaja irreversible para los concursantes.
La visita del líder nacional del PAN, Marko Cortés a Venezuela donde abrazó a Henrique Capriles, ex gobernador de estado de Miranda, con quien tiene el panista contacto constante y muchas coincidencias, además, de ser opositores y formar parte de una derecha decadente, es un activista que pasa a la acción radical contra los venezolanos.
A Henrique Capriles se le adjudica el asesinato de un policía a quien atravesó una cadena por su camino y dada la velocidad de que llevaba, lo decapitó. La orden directa fue de Capriles de colocar la cadena, quien vio el espectáculo con frialdad sorprendente, lo que muestra como testimonio de clasismo, donde sólo son seres humanos quienes pertenecen a su exclusivo segmento de la población.
En 2013, después que el Consejo Nacional Electoral anunciara los resultados electorales del 14 de abril, el candidato perdedor Henrique Capriles Radonski, del Partido Primero Justicia, convocó a sus seguidores a desconocer los resultados. En la revuelta murieron varias personas hombres, mujeres, un niño y una niña, que habían salido a celebrar el triunfo de Nicolás Maduro.
Uno de ellos Heder José Bastardo, mecánico de moto, recibió un balazo de los simpatizantes de Capriles.
Otra de las víctimas de la derecha parasitaria venezolana es la niña María Victoria Báez, de 11 años, quien laboraba haciendo la limpieza de la misma escuela donde asistía a tomar cases, fue arrollada hasta morir, por un camión intencionalmente, cuyo conductor lanzó su vehículo hacia la multitud que celebraba el triunfo de Maduro. A quien no le bastó atropellar una vez, sino que retrocedió para nuevamente aplastar a los manifestantes, dejando gravemente heridas a 11 personas.
Otro menor, víctima de las agresiones de los conservadores venezolanos, azuzados por Capriles es el niño David Chacín, de 11 años y Johan Antonio Hernández Acosta, de la etnia Wayuú, de Maracaibo, Estado de Zulia, quienes se encontraban festejando el triunfo político y fueron atropellados por un camión intencionalmente. En el mismo hecho, resultó herida la niña María Victoria González Báez, quien posteriormente murió en el Hospital Universitario.
Otra de las víctimas del exterminio de la derecha, centrando entre sus víctimas a niños y jóvenes para exterminar el futuro del chavismo, que ven desde ahora, invencible, es Luis Eduardo García Polanco, quien nació en 1988, con 24 años en el momento de ser asesinado, trabajaba como obrero en el Hospital Universitario. Fue asesinado en las instalaciones del CNE en Maracaibo, no se tiene conocimiento de sus agresores, ni exactitud de cómo ocurrieron los hechos, no hay testigos.
La ola de violencia que desató Capriles en Venezuela no sólo por haber sido derrotado por las masas sino por venganza, son parte de la campaña que creó para que la clase media despidiera a sus trabajadoras domésticas a las que llamaba espías del chavismo y convencía a algunas familias que deberían dejarlas sin empleo, ni indemnización ni consideración laboral alguna.
Los invitaban a salir de Venezuela, imponiendo el criterio de que cualquier país del mundo era mejor que vivir en el infierno bolivariano, y les facilitaban visas. En México, cuando era secretario de gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, hubo una partida presupuestal que recogían en las oficinas de esa dependencia en la calle de Dinamarca, para subsidiar el éxodo de venezolanos en México. Ahora, como en todo rumor de la derecha, hablan de detenidos por protestar, de lo cual no hay pruebas.
Allanan el camino hacia un posible golpe de Estado, –con el apoyo de los medios mexicanos y de los del país sudamericano–, para el cual el ejército confirmó que no participaría.
Hay muchas similitudes entre las derechas de toda América Latina, son corruptos, polarizantes de la sociedad, represores, incluso asesinos.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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