A lo largo del tiempo, los medios de comunicación han estado estrechamente ligados a los regímenes priístas y panistas, que solían publicar información sesgada y distorsionada con el objetivo de hacer creer que el gobierno estaba funcionando correctamente. Este control de la información no solo moldeó la percepción pública, sino que también consolidó narrativas favorables a los intereses del poder de turno, sin importar las realidades sociales que se ocultaban.
Basta con recordar el clásico de Díaz Ordaz: “no les pago para que me peguen”. Pareciera increíble que las políticas que se están implementando en la Ciudad de México bajo la administración de Clara Brugada no estén siendo cubiertas por los medios de comunicación tradicionales o hegemónicos. La omisión de sus logros y estrategias plantea serias interrogantes sobre el papel que desempeñan los medios en la actualidad.
Si su administración continúa como hasta ahora, será el gobierno más relevante que haya tenido la capital. Basta con observar cómo, desde el primer momento, se comenzó a trabajar para resolver uno de los problemas más complejos y trascendentales: el agua.
A diferencia de lo que se ha hecho en el pasado, la Jefa de Gobierno ha impulsado un enfoque metropolitano que involucra a Hidalgo, Morelos y el Estado de México, con el fin de proteger las zonas compartidas que generan el líquido, como el Bosque de Agua o la rehabilitación del río Lerma, además de redefinir una mejor distribución del agua.
Se instaló el Cabildo de Agua Metropolitano, se está fomentando la reinyección de agua en el subsuelo para evitar el desabasto, y se están rehabilitando pozos y plantas potabilizadoras. A esto se suma la venta de Agua Bienestar, que consiste en la entrega de garrafones de agua potable a 5 pesos. Y, por si fuera poco, se creó el C5 del agua, un sistema de monitoreo con sensores y cámaras que vigilan las zonas estratégicas del suministro, complementado con la línea H2O (*426).
Junto con estas acciones, también se están rehabilitando los pueblos originarios de la Ciudad de México, donde se están restaurando fachadas, realizando murales con pasajes históricos del lugar, instalando nueva iluminación y rescatando las tradiciones culturales de las zonas.
Además, se comenzó el plan maestro de las primeras 16 Utopías, de las cien que se crearán en la Ciudad de México. Estos espacios contarán con tirolesas, pistas de bicicleta extrema, senderismo, bosques iluminados, entre otros atractivos. Lo más importante será el sistema público de cuidados, donde los habitantes de la ciudad podrán llevar una vida más plena, con diversas opciones para su desarrollo personal y social.
Brugada también decretó que la Ciudad de México será una zona libre de maíz transgénico. Además, se han implementado programas como la entrega de becas a universitarios, el apoyo a personas de 63 a 64 años, el respaldo a los primeros mil días de vida de las y los niños, la entrega de vales Mercomuna, y junto con el gobierno federal, el desarrollo de viviendas para jóvenes capitalinos.
El comportamiento de los medios de comunicación en este contexto es, sin duda, un tema central. A lo largo de los años, los medios han sido actores clave en la construcción de relatos sobre el poder. Su capacidad para informar, influir y, en muchos casos, desinformar, ha sido aprovechada por gobiernos de diferentes signos políticos. En el caso de la administración de Clara Brugada, los medios tradicionales parecen estar interesados en obviar o minimizar los logros que se están llevando a cabo, a pesar de su impacto directo en la vida de los capitalinos.
El silencio de los medios frente a los avances en materia de agua, educación, bienestar y cultura no es accidental. Las corporaciones mediáticas, que en muchos casos están alineadas con ciertos intereses económicos y políticos, prefieren seguir promoviendo narrativas que favorecen a las élites, mientras silencian los esfuerzos de quienes trabajan para generar un verdadero cambio social. Esto solo refleja la manipulación de la información que se lleva a cabo en favor de ciertos grupos de poder, sin tomar en cuenta el bienestar colectivo.
Además, la censura indirecta o la falta de cobertura también puede entenderse como una forma de resistencia frente a un gobierno que propone un modelo diferente de desarrollo. Si los medios no informan sobre las transformaciones que están sucediendo en la Ciudad de México, es porque temen que la ciudadanía se dé cuenta de que otro modelo de gobernanza es posible. Un modelo que no está basado en intereses particulares ni en la preservación de un statu quo, sino en el bienestar de la gente y la justicia social.
Lo que hoy estamos viendo en la Ciudad de México es un claro ejemplo de que, si bien los medios de comunicación tradicionales pueden omitir ciertos temas y distorsionar la información, las políticas públicas que verdaderamente impactan la vida de las personas no pueden ser ocultadas para siempre. La realidad de los ciudadanos es más fuerte que cualquier intento de manipulación mediática. El futuro de la capital está tomando un rumbo decidido por su gente, y nadie, ni los medios ni los políticos que anteponen sus intereses, podrán detenerlo.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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