Las lluvias de las últimas semanas nos han mostrado lo vulnerables que somos ante fenómenos naturales que comienzan a tener mayor potencia. Esto no es nuevo, lo vimos en 2023 con el huracán Otis que elevó su intensidad en cuestión de horas, dejando a su paso gran destrucción. Los científicos han identificado que el aumento de la temperatura marina, aunque sea de uno o dos grados, permite el desarrollo de ciclones más intensos precisamente a causa del incremento en las temperaturas. En la Ciudad de México en esta temporada de canícula se ha observado la disminución de las horas calurosas que se extiendían por algunas semanas y se ha conectado la temporada de lluvias con el otoño.
En la zona metropolitana de la ciudad tenemos otros ejemplos que nos indican que el clima está en constante cambio, tal es el caso de la floración de las jacarandas, que este año también se aceleró. Quizá tengamos que analizar también al corto periodo de frío que tuvimos a principio de año, lo que permitió que el ciclo de las jacarandas se adelantara. Todo esto tiene que hacernos comprender que tenemos un efecto en la naturaleza y que también podemos contribuir a la modificación de estos procesos. Me gustaría centrarme en las lluvias que han provocado inundaciones en diferentes zonas de la ciudad, no sólo en esta temporada, sino en años anteriores, porque hay espacios que año con año sufren.
En los años ochenta el incremento de la comida rápida, altamente procesada y envasada en latas, celofanes o cartón se incrementó, esto propició el aumento de una gran cantidad de desechos que no se pensaba si eran biodegradables, pues buena parte se reutilizaban, por ejemplo, el vidrio. Con el paso del tiempo los envases de metal o vidrio comenzaron a reemplazarse por plástico y generaron un aumento de basura. También los productos a granel que se vendían en los mercados se envasaban en papel y paulatinamente fueron reemplazados también por plástico. Todo esto generaba una mayor cantidad de desechos, sólo en el ámbito de la alimentación.
Estos desechos estaban acompañados de una práctica social que permitía a las personas tirar basura en las calles, las barrancas o los ríos. No comprendo bien si el problema se generaba por la ineficiencia en la recolección de basura, la falta de información sobre el tratamiento, o una incomprensión de las personas para cuidar los desechos. De cualquier forma, en la actualidad aún podemos ver prácticas de este tipo en varios lugares del país. Recuerdo haber recorrido algunas carreteras de la Meseta Purépecha y ver a los costados desechos plásticos en medio del bosque. Esto nos da pie para traer a nuestra mente la imagen del año pasado de la inundación de Chalco, en el Estado de México y cómo las autoridades anunciaban el 23 de agosto de 2024 el retiro de más de 500 toneladas de basura del drenaje .
Tenemos que reconocer que con el paso del tiempo las personas que tiran basura en las calles son cada vez menos, los servicios de recolección han mejorado en la Ciudad de México y la zona metropolitana, pero en esta temporada de lluvias hemos visto que aún falta mucho por hacer. Hace un par de meses he visto a varias personas en la calle tirar basura, reconozco que en algunas zonas hacen falta botes, pero también es cierto que hay una práctica común de tirar basura en la calle. Lo que comprendo menos es que los automovilistas tiren basura, esto lo he visto cada vez más, tanto niños como adultos abriendo las ventanillas para tirar basura desde la comodidad del auto porque hay una imposibilidad de guardarla hasta llegar a su destino para depositar en el lugar pertinente.
El 11 de junio de este 2025 la CONAGUA, informó que hasta esa fecha había retirado 11,800 toneladas de basura del sistema de drenaje del Valle de México, esto nos invitan a evitar tirar basura en las calles. Las inundaciones del pasado 10 de agosto en la Ciudad de México nos permitieron observar la cantidad de basura que hay dentro de las coladeras del drenaje, difundidas en videos y fotografías. Es interesante el comentario de las personas de protección civil que abren el drenaje, pues afirman que han encontrado cobijas, ropa, botellas de pet y hasta pelotas. Necesitamos tomar conciencia y comprometernos a dejar de tirar basura en las calles y reducir el uso de desechables, para así tener un entorno más limpio y contribuir a que las inundaciones, en la ciudad, sean menos graves.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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