Puse mucha atención a la entrevista realizada por Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela a Tatiana Clouthier, secretaria de Economía del Gobierno de México. Desde hace mucho tiempo admiro su franqueza. Al igual que el presidente Andrés Manuel López Obrador, ella no roba, no traiciona, no miente. Y no tiene problema en darle su punto de vista al primer mandatario, cuando ella piensa diferente.
El diálogo entre Tatiana y los experimentados periodistas del programa La disputa por México, cerró con una frase de la hija de Maquío, que me hizo contener el aire:
“La Cuarta Transformación para mí es: ya te desperté, ya te di las herramientas para que captes que el artículo 39 constitucional dice que el pueblo es el mandante. ¿Qué haces con eso?”.
Antes, la diputada federal con licencia había lanzado otras dos preguntas inquietantes:
“¿Quién eres después de la pandemia? y ¿Qué vas a hacer con lo que tienes?”
Al escuchar estos cuestionamientos, recordé dos frases que AMLO suele utilizar: “el pueblo de México es mayor de edad” y “cuando cambia la mentalidad de un pueblo cambia todo”.
El legado más importe del Gobierno de la Cuarta Transformación Nacional, es el empoderamiento del pueblo. Hemos decidido cancelar el corrupto proyecto del aeropuerto del Lago de Texcoco, aprobamos los 15 proyectos prioritarios de la 4T, nos manifestamos a favor de enjuiciar a expresidentes, votamos para que López Obrador nos siguiera gobernando y apoyamos como nunca la reforma eléctrica de AMLO.
Sin duda, son los pueblos indígenas y el afromexicano, son quienes han tomado en sus manos toda la responsabilidad de dirigirse hacia un mejor destino. Después de 500 años de opresión, hoy los pueblos originarios gozan de una atención preferencial. Miles de abuelos han participado en asambleas para insertar en el Plan Nacional de Desarrollo sus propuestas. Son estas comunidades quienes, de manera honesta, ahora administran el presupuesto público y con sus manos construyen caminos artesanales, donde antes solo había terregal y lodazales.
Los adultos mayores, los estudiantes y las personas con capacidades diferentes, ahora gozan de más capacidad económica. Los jóvenes que no tenían trabajo ni estudio, ahora se están forjado un gran futuro. Los campesinos que antes tenían sus manos vacías, ahora siembran vida ganando un jornal, mientras otros participan para alcanzar nuestra soberanía alimentaria, con la venta asegurada de sus productos, gracias a los precios de garantía. A los atletas olímpicos se les dan cuantiosas becas sin preguntarles en qué se van a gastar el dinero, porque por primera vez, el Gobierno de México se basa en la confianza. Las mamás y los papás ahora deciden en cual estancia infantil quieren dejar a sus hijos, porque se les apoya directamente, para que sus bebés estén en lugares confortables y seguros, mientras ellas y ellos realizan sus actividades laborales. Se acabaron los inspectores extorsionadores, porque ahora los ciudadanos asumimos más nuestras responsabilidades.
Algunos empresarios acostumbrados a vivir del tráfico de influencias, se quejan de que no hay créditos por parte del gobierno para apoyar a las empresas. A ellas y ellos les pregunto: ¿Qué le beneficia más al pueblo de México, créditos para unos cuantos o que en todo México no haya gasolinazos? ¿Qué genera más bienestar, préstamos para un grupo privilegiado o que no aumente el precio de la energía eléctrica en ningún lado? ¿Qué genera más tranquilidad económica, el dinero en pocas manos o que no aumenten los impuestos? ¿Qué provoca más confianza, darle dinero a los mismos de siempre o que nuestro peso no se devalúe?
Es hora de que todas y todos aprovechemos este nuevo México donde la palabra del gobierno se cumple. Donde el ahorro, el combate a la corrupción y la austeridad, se refleja en una histórica inversión pública. Llegó el momento de crecer, con trabajo, ingenio y esfuerzo. Como le dijo Tatiana Clouthier a Álvaro Delgado y a Alejandro Páez Varela en la parte final de la mencionada entrevista: “no hay condiciones para invertir como cuando te daban la papita ya pelada”.
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