Las tropas morenistas

Opinión de Allan Pozos

Ante la sugerencia de nuestro Presidente de la República, para que los militantes y liderazgos de nuestro partido movimiento conozcan las necesidades de la gente, he tenido siempre una idea que considero debe ser replicada ante el subejercicio de recursos de nuestro partido y la cantidad estratosférica del financiamiento público.

Desde hace más de 5 años he podido visitar varios pueblos y municipios de nuestro país, conociendo a compañeros militantes y simpatizantes de nuestro partido movimiento, con quienes he caminando en diferentes momentos realizando los recorridos casa por casa o en diversos talleres de formación política que he brindado a muchísimos militantes, sin embargo, en cada espacio al que he llegado la realidad sigue siendo la misma para muchos compañeros. Y es que, no hay empleo ni para profesionistas ni para técnicos o profesionales de los diferentes oficios.

Recuerdo muy bien una ocasión caminando por la Mixteca Oaxaqueña en Santa María El Zapote repartiendo el periódico Regeneración, conocí a una pareja de adultos mayores simpatizantes de nuestro presidente, quienes eran productores de sombreros; al encontrarse tan alejados de la cabecera municipal esperaban al “coyote” para venderle sus sombreros hechos de palma a quienes les pagaban 50 centavos por pieza.

En alguna ocasión en Veracruz por El Colotero en la comunidad del Álamo al norte del Estado, conocí a colectores de naranjas quienes cobraban 40 pesos por caja o colote (canasto) recolectado; cada uno pesa entre 70 a 100 kilos; en Iguala, Guerrero, a compañeros jóvenes estudiantes o pasantes de las Normales Rurales desempleados, en la Costa Chica de Guerrero, mujeres jóvenes productoras y pescadores, abogados morenistas en Chilpancingo.

En San Cristóbal de las Casas, formadores políticos de las comunidades indígenas, en las comunidades de la Selva Lacandona, jóvenes enfermeros y maestros, conocedores de las tareas rurales y expertos en lo organizativo; en la Ciudad de México en sus Alcaldías he tenido la oportunidad de conocer a cientos de profesionistas y profesionales de su oficio, y así en muchos Estados de la República, pero la constante siempre es la misma.

Nuestros compañeros militantes y simpatizantes se han entregado en cuerpo y alma, la bandera del ideal transformador como las fuerzas revolucionarias de 1910 y entre todos logramos el cometido, sin embargo, el desempleo sigue siendo una realidad en nuestros país, platicando con compañeros en los diferentes comités de la Ciudad de México y el país, veo un desaire en las filas del movimiento que tiene sus raíces más profundas en la falta de democracia al interior del movimiento, en una decepción generada por el institucionalismo, traducido en la toma de decisiones verticales y el abandono de la base militante, pero también es notoria la dedicación y empeño que han puesto cientos de militantes para lograr los objetivos y que hoy, ante la necesidad preminente de encontrar un empleo, se retiran de las filas de partido porque urge más hacer frente a la realidad personal.

Y es que la política participativa al igual que los demás derechos, no se puede ejercer con el estómago vacío, hacer política requiere tiempo, esfuerzo y dedicación y ante esta demanda constante de lo que significa la participación política, se convierte en posibilidad de unos cuantos.

En este sentido el ejercicio del derecho político y participativo sigue constituyéndose como un elemento que discrimina y segrega a quienes tienen menores recursos para mantenerse en la participación política, la demanda del piso parejo que se escucha desde lo alto de la coalición dominante, es una chasco comparada con la demanda del grueso de la militancia, que no puede competir en igualdad de circunstancias ni ejercer su derecho a la participación política porque sencillamente no cuenta con los recursos suficientes para ello, la aspiración política de cientos de simpatizantes y militantes se ve mermada por la falta de recursos, tiempo y oportunidades laborales, desde aquí la democracia se diluye con la realidad de millones.

Nuestro partido político cuenta con una fuerza de más de 3 millones de militantes y simpatizantes, que de alguna forma se aglutinan bajo la construcción política de nuestro movimiento, un partido político que ha generado un enorme poder representativo y que con la gran mayoría de votos a logrado incrementar su presupuesto público a mil 837 millones de pesos para sus actividades ordinarias. Bajo el triunfo crece la expectativa de mejorar incondicionalmente la vida de todos los mexicanos.

Sin embargo, en la tropa militante se sufre el desgaste, la pobreza sigue siendo visible en el grueso de simpatizantes y militantes, donde aún se lucha día con día para subsistir y mantener a sus familias, en otras palabras, las filas morenistas, se encuentran en su mayoría desempleadas y viven con lo mínimo, aunque muchos son beneficiarios de las bondades de nuestros gobiernos de izquierda, no hay posibilidad de hacer política todo el tiempo y dejar de trabajar para dedicarse al activismo y al ideal.

Si con el recurso que cuenta el partido, evitando a toda costa el influyentísimo, el nepotismo y el amiguismo se dispusiera contratar en las áreas recurrentes del partido a militantes y simpatizantes de diversas profesiones y oficios se tendría la posibilidad de emplear a miles de compañeros en diversas áreas de importancia y necesidad del partido como son los elementos jurídicos, administrativos, contadores públicos, formadores y maestros, sociólogos, politólogos, filósofos entre otros tantos.

De esta forma se estaría permitiendo a la base militante defender al partido desde los espacios institucionales ejerciendo su conocimiento en pro del movimiento, el voltear a ver a la base del movimiento no implica solamente la doctrina política para incentivar su participación sino la verdadera posibilidad de ejercer su conocimiento tener la posibilidad de emplearse en sus áreas de conocimiento, que le permitiera seguir impulsando la 4ta transformación y tener el mínimo vital para subsistir con su familia mientras se construye con mayor ímpetu la continuidad de la 4ta transformación.

Queda pues a consideración de la coalición dominante la posibilidad de reivindicar a la militancia de base y encontrar los mecanismos que confluyan en la inclusión política y laboral al grueso de las filas o bien apelar a que el aguante y la resistencia de la base revindique su posición y promuevan a quienes hoy en la alegoría de la Granja de George Orwell se están convirtiendo en humanos.

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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