La última caída del Hijo del Santo: la despedida que nunca levantó vuelo

La gira de despedida del Hijo del Santo terminó en fracaso: ventas desplomadas, cancelación en Guadalajara y una cartelera señalada por ser pobre, improvisada y sin el atractivo suficiente para llenar arenas.

La gira de despedida del Hijo del Santo, anunciada como el cierre  de una trayectoria de cuatro décadas, terminó convertida en un contratiempo mayúsculo para promotores y aficionados. Lo que debía ser una celebración histórica rumbo a su última función en el Palacio de los Deportes se transformó en un ejemplo de improvisación, precios elevados y una cartelera que nunca logró despertar verdadero interés para los fanáticos de la lucha libre. La caída en las ventas fue tan severa que OCESA decidió cancelar la función programada en Guadalajara tras semanas sin avances en taquilla, pese a la prórroga que ofrecieron al enmascarado una caída de la cual no se recuperó. 

De acuerdo con asistentes, especialistas y seguidores de luchadores, la decepción comenzó desde el anuncio de las luchas con la frase “tan fácil que es hacer una buena cartelera” un comentario recurrente entre la afición, que criticó la falta de luchas de apuesta de alto calibre y el armado “al vapor” del evento. A pesar de contar con figuras veteranas y herederos de leyendas, la construcción del cartel fue considerada pobre y poco emocionante, incapaz de justificar boletos cuyo costo se volvió inaccesible para muchos.

La molestia aumentó cuando se confirmó que Alberto “El Patrón”, uno de los nombres fuertes anunciados, no participaría debido a compromisos personales, lo que provocó reclamos y para un sector de seguidores, la ausencia debilitó aún más un evento ya señalado por falta de rigor y por apoyarse en exceso en el apellido Santo. Entre las críticas más duras se repite la idea de que el Hijo del Santo ha vivido de un legado que nunca logró igualar, mientras la figura original continúa como una de las más respetadas del deporte.

La cancelación en Guadalajara encendió las alarmas, ahora los promotores advirtieron con anticipación que, sin mejora en las ventas, la ciudad se quedaría sin función y así ocurrió. El desinterés contrastó con las expectativas de una gira que pretendía cerrar con fechas en Nuevo León, Jalisco y, finalmente, la Ciudad de México. A pesar de que la función del Palacio de los Deportes del 13 de diciembre incluye duelos atractivos como Máscara vs. Cabellera entre Santo Jr. y Ángel Blanco Jr. y una estelar con Dr. Wagner Jr., Texano Jr. y Hijo de Fishman el evento no logró asentarse como un espectáculo “irrepetible”.

El tropiezo deja una lección clara: la nostalgia por sí sola no llena arenas. Sin cartel sólido, sin apuestas significativas y sin un trabajo de producción que respalde el prestigio de las figuras, incluso una despedida histórica puede desmoronarse antes de subir al ring. La gira del Hijo del Santo, que debía cerrar el ciclo de una leyenda viviente, terminó convertida en un síntoma de lo que ocurre cuando se construye sin planeación y con la finalidad de solo sacar el máximo dinero con la venta de boletos

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