La nueva revolución

El pasado 13 de noviembre de 2025, coincidentemente en el cumpleaños número 72 de AMLO, la Suprema Corte de Justicia de la Nación rechazó los amparos de Salinas Pliego y confirmó las sentencias de tribunales colegiados que lo obligan a pagar un total de 48 mil 326 millones 809 mil pesos al SAT. Desde el mismo día por la tarde, al conocerse el fallo, el aparato mediático de TV Azteca comenzó a despotricar en contra de la corte, acusando a los ministros de ser “títeres” del poder ejecutivo y haber perdido su independencia.

En la infecta cloaca derechosa que ahora es la red social X, los fans de Salinas Pliego, que no están obligados a moderar su lenguaje ni a respetar a nadie, igualmente cargan descaradamente contra los “chairos”, “resentidos”, “zurdos de mierda” y demás calificativos -a estas alturas ya trilladísimos- con que el propio deudor fiscal se ha referido en últimos años a quienes pugnamos por la revolución de las conciencias.

Lo que en su conjunto estamos atestiguando, es un hecho histórico sin precedentes. Usualmente, cuando hay una revolución política, sin importar su ideología, invariablemente el objetivo es cargar contra un régimen, contra un poder relacionado con la administración pública, independientemente de si fue electo o no por el pueblo. Sin embargo, aquí las circunstancias fueron distintas, y el triunfo del pueblo se dio de manera acompasada y con sabia espera.

Cuando en abril de 2022 la SCJN desechó la reforma de AMLO para recuperar la soberanía energética, arguyendo que el Estado no debía monopolizar la producción y distribución, el mismo pueblo que se mantenía expectante, acató la resolución, rechazada por la bancada opositora.

En marzo de 2023, entre las cámaras y la Suprema Corte, se encargaron de defenestrar la propuesta de reforma electoral de AMLO para el saneamiento de las condiciones de competencia, así como una reducción importante en los privilegios de los funcionarios del INE. No se hizo aspaviento alguno.

Cuando Claudia Sheinbaum resultó ungida como candidata de Morena para 2024, la propuesta clara fue el llamado Plan C: elegir a las personas juzgadoras por voto directo y renovar de fondo el Poder Judicial. Aunque se minimiza en medios derechistas la capacidad de análisis y el entendimiento del pueblo, se votó avasalladoramente a favor de la continuidad del proyecto obradorista, del Plan C; pero sobre todo en contra de la derecha y la irrisoria candidatura de Xóchitl Gálvez.

Otro triunfo implícito era el finalmente obligar a pagar a Salinas Pliego la millonada impuestos que debía y que resultará muy útil para seguir sufragando los programas sociales, que, a día de hoy, junto con el alza al salario mínimo, han sacado a 13 millones de personas de la pobreza. Y ha sido en este panorama que el empresario energúmeno ha dejado claras sus intenciones de ser candidato a la presidencia a base de una campaña de odio y victimización. Moviendo sus tentáculos mediáticos y cibernéticos, ha logrado mover a algunos sectores desinformados de la juventud y a los disidentes clasemedieros de siempre para engrosar la marcha del pasado 15 de noviembre de 2025.

El objetivo original de la marcha era, supuestamente, que los jóvenes por fin manifestaran sus malestares en materia política. Ante la evidente campaña derechista para promover la marcha del 15, colectivos de jóvenes organizaron la suya propia el día 8, depurada de partidismo y sesgos de clase. La asistencia fue discreta, pero no hubo episodios de violencia como sí sucedió en la del 15, donde la presencia de la derecha fue muy clara y se echó mano de reventadores violentos que dejaron al menos 100 policías lesionados.

El hito histórico que ha provocado esta reacción violenta ha sido el golpe al poder empresarial corrupto, aquel que nadie elige y que siempre sabe salir impoluto, porque siempre resulta efectiva la narrativa de que el malo es el Estado. La revolución en ciernes sigue siendo contra la derecha, pero ahora también contra ese poder que se vio vulnerado y que busca venganza. Una vez más invocamos la máxima obradorista: solo el pueblo puede salvar al pueblo.

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