Le molestará a quien le tenga que molestar y le resultará molesto que le moleste, pero si hay alguien que desde niño, “posiblemente antes que otros” aprendió que “el poder es humildad, que la austeridad es un asunto de principios y que se debe vivir en la justa medianía”, ese es Andrés Manuel López Beltrán, amo y señor de la humilde austeridad. Digo, para muestra el sólo hecho de que se declare como alguien que “posiblemente antes que otros” aprendió que “el poder es humildad, que la austeridad es un asunto de principios y que se debe vivir en la justa medianía”. Perdón, pero quien no sea humilde, austero y viva en la justa medianía, no tendría forma de afirmar que es humilde, austero y que vive en la justa medianía”… ¡Imposible! Desde luego que, para los ojos poco educados de los poco educados ciudadanos, electores, opositores y demás sospechosistas, el reciente viaje del cual Andrés Manuel López Beltrán informó “en su momento a la Presidenta” de Morena, y que realizó con sus propios recursos, pueda parecerle un excesivo exceso. Es por ello que escribo estas líneas, para evidenciar que dichas vacaciones pueden ser todo lo que quieran sin dejar de ser humildes, austeras y de mantenerse dentro de la justa medianía.
En primer lugar y partiendo de toda la humildad con la que humildemente se puede ser humilde, nadie que esté consciente de las “extenuantes jornadas de trabajo” que soporta López Beltrán podría pedirle que sus vacaciones fueran un viaje alrededor de su cuarto, realizando recorridos libres, zigzagueantes y sin reglas, atravesando la habitación a lo largo, a lo ancho, en diagonal o siguiendo cualquier línea posible, incluso deteniéndose ante cualquier objeto que despierte su interés, como una silla, la cama, un cuadro o la ventana.
No es que Andrés Manuel López Beltrán, viviendo en la justa medianía trabaje las extenuantemente extenuantes jornadas de más de 48 horas a la semana que trabaja el 25% de la población mexicana, como es el caso de un número considerable de trabajadores industriales, artesanos, ayudantes, comerciantes y las personas que se dedican a los servicios personales. Pero de que son extenuantes las jornadas de trabajo, de quien prefiere no ser llamado Andy, son extenuantes y no hay nada tan humilde y austero como reconocer que el muchacho se cansa de planificar, coordinar y supervisar las estrategias organizativas y territoriales de Morena para fortalecer su estructura, ampliar la militancia y garantizar la eficacia en procesos políticos y electorales. Ni se imagina un trabajador de la construcción, un minero, un pescador, un campesino o alguien que trabaja cubriendo turnos rotativos y nocturnos, lo extenuante que resulta ser secretario de organización de Morena.
Por otro lado, viajar a Japón no es un lujo que pueda criticarse con ligera ligereza. Es necesario tomar en cuenta que Andrés Manuel López Beltrán se vio obligado a vacacionar en Japón no por gusto, sino porque los opositores tienen una inmensa red de espías que no permiten que López Beltrán descanse como López Beltrán merece descansar. Lamentablemente, esos acosadores espías que no permiten que Andrés Manuel López Beltrán se tome un respiro, lo siguieron hasta Japón impidiendo que su merecido descanso fuera del todo placentero. Nada le gustaría más a López Beltrán que poder vacacionar como vacacionan el 49% de la población mexicana que puede vacacionar (el 51% restante no tiene extenuantes jornadas de trabajo que justifiquen unas vacaciones), realizando viajes de dos o tres días a las playas nacionales o a algún pueblo mágico, pero el acosador acoso de los espías de la oposición lo obliga no sólo a vacacionar en el extranjero —donde menos del 6% de la población mexicana vacaciona— sino a refugiarse en el lejano oriente, en Japón para ser más específicamente específicos, país que en 2024, recibió a 151,800 visitantes mexicanos, aproximadamente 0.11% de la población total estimada de México. Perdón, pero no hay nada más humilde, austero y dentro de la justa medianía, que visitar un lugar que prácticamente ningún mexicano visita. Excesivo, palaciego y derrochador, vacacionar en Acapulco, Tepoztlán o Malinalco.
Entrados en gastos
Nada demuestra con cuánta humilde humildad, con cuánta austera austeridad y cuán apegado es Andrés Manuel López Beltrán a las recomendaciones del presidente Juárez de vivir en la justa medianía, que gastar 7,500 pesos por noche en un hotel de Japón. Sobre todo si tomamos en cuenta que López Beltrán renunció a la falsa modestia —nada menos humilde que la falsa modestia— de viajar como viajan la mayoría de los mexicanos, gastando entre 411 y 931 pesos al día en hospedaje, y con un presupuesto diario (comidas, transporte y actividades) de 800 a 1,500 pesos. Eso por no hablar de que el desayuno estaba incluido en el costo del hospedaje del hotel, ¡¿saben lo que significa desayunar el desayuno que se incluye en el costo del hospedaje de un hotel?! Si eso no es humilde, austero y justamente mediano, no se qué sea humilde, austero y justamente mediano para ustedes a quienes, como bien dice Carolyn Adams, esposa de José Ramón López Beltrán, hermano de Andrés Manuel López Beltrán, nada les resulta suficiente y critican a la estoica clase política cuatrotera si trabajan o si descansan.
- Carlos Bortoni es escritor. Su última novela es Historia mínima del desempleo.

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