Ante el panorama más sencillo que puede ofrecer un proyecto partidista de llenar las calles, con el pretexto fundamental de mostrar el descontento social menguante, que es muchas veces preconcebido desde los medios convencionales, con insumos informativos de la oposición, que por lo regular resultan mentiras.
La derecha en México tiene una asignatura pendiente con sus seguidores, por un lado y con sus Mecenas, por el otro. La incapacidad de movilizar masas. Convocatoria para ocupar las calles van y vienen, los pretextos para salir a marchar se suman desde la protesta por la inseguridad hasta la defensa del INE neoliberal, y no logran una asistencia que pueda otorgarles seriedad y menos fuerza a su movimiento.
Los partidos políticos que intentan nacer el próximo año, no sólo son de oposición, sino también poco nacionalistas por no decir antipatriotas o vendepatrias y, por si fuera poco, sin temor a equivocación son de derecha.
Con una reforma electoral en puerta, con la clara intención de deshacerse de los plurinominales y la reducción de presupuesto para los partidos, la intención de continuar con el propósito de alcanzar los requisitos para obtener el registro condicionado ha desactivado el objetivo de algunos grupos que ya no ven negocio en la política sino mucho sacrificio y trabajo intenso.
Cuando iniciaron su carrera por convertirse en partido político, la “amenaza” de una reforma electoral que cortara las prerrogativas y redujera el número de miembros en el Congreso, ocupando una curul sin gastar en una campaña de proselitismo.
De las 83 asociaciones que buscaban la mutación hacia partidos políticos ante los anuncios del contenido de la reforma política han desistido más de la mitad, lo que deja un universo de aproximadamente 40 de los cuales más de la mitad no cuenta con ninguna esperanza de lograrlo. Todo hace suponer que no habrá partidos nuevos.
El resto, se encuentra entre la falta de persuasión y el de ánimo. Ya no es lo mismo invertir dinero y esfuerzo, en una especie de empresa que redituaría ganancias a unos cuantos meses de haberse dado de alta. Ahora, las posibilidades de vivir del presupuesto se reducen considerablemente.
Todos quieren encabezar un inconformismo que cada día se reduce más, las banderas de la oposición se apagan una a una, por el avance del gobierno y los delitos cometidos por sus dirigentes acostumbrados a la impunidad aparecen todos los días.
La derecha es mentirosa, no sólo en México, en todo el mundo. Los medios, en Colombia, aprovecharon la manifestación del día de su independencia para decir que eran miles de colombianos que protestaban por la condena del expresidente Álvaro Uribe, a quien nunca lo condenaron por sus actos represivos sino por corruptelas administrativas.
Se reducirá de ahora adelante la intención de algunos grupos de aspirar a convertirse en partidos políticos, para lo cual debería ser también condición un aumento al 5 o 6 por ciento de la votación emitida el porcentaje para mantener el registro, porque de otra manera seguirá habiendo partidos efímeros que sólo gasta dinero por unos años y desaparecen. Hay algunos incluso dentro de la lista de los actuales aspirantes, que lo intentan varias veces hasta que se dan por vencidos al darse cuenta que no tienen el número de aspirantes que ellos calculaban.
Muchos de esos grupos que aspiran ahora ser partidos son liderados por personajes que estuvieron en otros y se diluyeron por falta de simpatizantes, pero como no quieren darse cuenta que la gente los rechaza, vuelven a intentarlo, entre otros, se encuentran Guadalupe Acosta Naranjo, Sandra Cuevas, Juan Iván Peña, Ulises Ruiz, Fernando Belauzarán, Gustavo Madero, Emilio Álvarez Icaza, Cecilia Soto, Manuel Oliva, Germán Martínez, y muchos más que no notan la diferencia entre la aceptación y el rechazo.
Además de los benéficos que tiene la próxima reforma electoral ha servido de espantapájaros para los partidos golondrinos.

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