La conversación

Los últimos días se ha puesto de moda hablar sobre plagio, más allá del escándalo alrededor de la tesis en cuestión me gustaría compartir mi experiencia alrededor del tema para cuestionar actividades que se fundamentan en la propiedad intelectual de otros para obtener beneficios. Hace poco más de diez años, cuando estaba trabajando en una universidad pública era frecuente que mis colegas se ausentaran con regularidad de sus oficinas. Cuando eso pasaba no era extraño que algún profesor tuviera una necesidad con carácter de urgente.  

En alguna de esas ocasiones, uno de los profesores que yo no conocía, pues era reciente mi incorporación al trabajo, me preguntó por mis colegas y al decirle que en el día no había aparecido me pidió de manera encarecida escanear un documento que tenía que enviar en las siguientes horas. Yo accedí y al mismo tiempo que lo hacía el profesor me preguntó sobre el tiempo que tenía ahí y a lo que me dedicaba.

Le conté sobre mis actividades en el área y mis intereses de investigación. Se interesó mucho en el último tema y me fue cuestionando ciertas cosas. Platicamos un poco extenso sobre mi proyecto y la visión que yo tenía sobre cuáles podrían ser las causas probables de las observaciones sobre el tema, le di algunas hipótesis que tenía y me expresó lo interesante que era mi trabajo. Terminamos de guardar los documentos escaneados y se fue. 

Un par de meses después me tocaba organizar un coloquio de investigación para el departamento en donde sólo profesores adscritos al mismo participaban. En el periodo de recepción de propuestas de ponencias el profesor con el que había platicado aquella tarde entregaba como proyecto la conversación que habíamos tenido aquella tarde. Me abrumó la capacidad de memoria que mostraba porque incluso tenía el orden argumentativo que había preguntado para que desarrollara mi idea. La conversación estaba plasmada en esa cuartilla y media que presentaba como su propio trabajo, sólo un poco aderezada con autores que él manejaba para ciertos conceptos. Eso era un plagio, pero ¿cómo comprobar que mi trabajo de un año para elaborar mi tesis de licenciatura estaba en manos de alguien que ni siquiera había tenido que leer el texto? Además, lo que yo había dicho no estaba escrito en la tesis, sino que formaba parte de un proceso posterior de lecturas y reflexiones. 

Al hablar con mis compañeros ayudantes era sabido que ese profesor utilizaba los trabajos de sus alumnos para tener “inspiración” para algunas de sus publicaciones, sobre todo artículos de investigación y ellos decían que no sólo él, sino que salieron varios nombres de académicos que hacían lo mismo y aunque los estudiantes reclamaban, los profesores no tenían ningún reparo. En ese momento la explicación que daban a ese fenómeno era que la presión que ejercía el Sistema Nacional de Investigadores para publicar y mantener las becas de los niveles más altos los llevaba a realizar ese tipo de actividades con mucha frecuencia. No sé si el SNI tenga el poder de corromper de esa forma a una persona que trabaja para producir conocimiento a través de sus investigaciones, lo que sé es que hay gente que sin escrúpulos pasará por encima de los demás sin tomar conciencia de ello. 

Cuando me topé de frente con el profesor en cuestión le comenté que me había parecido muy interesante que nuestra conversación de mi proyecto de investigación le interesara tanto que estuviera plasmado en su propuesta para el coloquio que se organizaba en el departamento. Noté que se sorprendió por algo, no entendí si fue porque yo lo hubiera leído o porque le estaba reclamando.

Me dijo que, en efecto, nuestra conversación lo inspiró para escribir sobre un tema que pensaba que era muy interesante y que quizá en algún momento pudiera invitarme a dar alguna clase junto con él para que sus estudiantes ajustaran mejor su forma de percibir ciertos problemas sociales. Esto último me tomó a mí de sorpresa ¿cómo era posible el cinismo de la persona que tenía enfrente? ¿no sabía lo grave que era tomar las ideas de otra persona como propias? Y su invitación a dar clases con él me parecía devastadora. 

Años después, al ser estudiante de posgrado, lo primero que hacía era pedir referencias sobre los profesores que yo tendría antes de las primeras clases y era sorprendente la cantidad de académicos que llevan a cabo el plagio intelectual de sus estudiantes. Mi estrategia siempre era no hablar mucho cuando había riesgo y al entregar trabajos o ensayos hacer alguna especie de reseña de los textos leídos y colocar algunas ideas reflexivas, pero no esforzarme demasiado. Eso quizá haya mermado en mi formación y como dijera el presidente, también existen y conozco sus honrosas excepciones.

Xunu’

Feliz año 2023, que el espíritu se renueve en este año y tengamos muchas experiencias gratas en todos los sentidos. Gracias por la lectura constante y gracias al equipo de Los Reporteros MX por la oportunidad de escribir esta columna. Nos encontramos en el siguiente diálogo. 

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

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