¿Cómo no sentir dicha, tranquilidad, satisfacción, esperanza? Hoy 10 millones 500 mil mujeres y hombres de 65 años y más reciben una pensión directa del gobierno federal. ¿Y a poco no causa alegría la apertura de la primera fase de la Refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco? ¿Cómo no sentir orgullo por la construcción, en apenas dos años, del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles? ¡Caray, y sin endeudarnos! ¿Y qué tal el negociazo que significó la compra de la refinería en Deer Park? ¡Y qué me dicen del caudal de recursos que, como nunca, está llegando como inversión extranjera directa! ¡Qué maravilla que por fin los grandes contribuyentes estén pagando impuestos! ¡Loable la contención del precio de las gasolinas! ¡Y el empleo formal en cifras récord!
¡Demencial no valorar los programas sociales que han apuntalado nuestro mercado interno durante la peor crisis económica que el orbe ha sufrido desde la II Guerra Mundial! Y todo ello y más en apego a un puñado de principios por los cuales la mayoría votamos —v.g.: por el bien de todos, primero los pobres—. En uno de los episodios más inciertos de la historia contemporánea, en México el bienestar social, esa robusta abstracción, hoy se siente. Arrasadora contundencia. Con todo, mi amigo Leon Faure tiene razón: hay un canto de la 4T que no vemos. O mejor, que vemos, disfrutamos, pero aplaudimos poco.
Indiscutiblemente no es prioritario, digo, no son asuntos de vida o muerte, porque con o sin dinero público la producción artística y la difusión cultural son una especie de latido de los pueblos vivos, nada los detiene… Pero, ojo, la 4T no los ha descuidado, al contrario.
Por ejemplo, ¿qué sabe usted de La monja alférez? Es una pieza que quizá escribió Juan Ruiz de Alarcón, y que la Compañía Nacional de Teatro estrenó en el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro, en Alcalá de Henares, España, hace unos días. Y apenas unos días después de la toma de posesión de AMLO, recordemos, horas antes de que pudiera verse en Netflix, unas 3,500 personas asistieron al estreno de Roma, la cinta de Cuarón, nada menos que en Los Pinos, desde entonces un pujante centro cultural público. Ahí se han presentado expo ventas de artesanías y comida vernácula, y muestras de ropa y textiles indígenas. Simbólico a rabiar: hoy usted puede visitar la muestra Travesuras de Helguera: Un Crítico de Los Pinos en Los Pinos.
No pasa una semana sin que el presidente recomiende un libro. Así que es consecuente que su gobierno haya echado a andar una Estrategia Nacional de Lectura ambiciosa; su objetivo es nada menos que “construir una gran república de lectores”. La política editorial que se han emprendido es fabulosa. El FCE ha puesto en circulación la serie Vientos del Pueblo, cientos de miles de ejemplares de más de medio centenar de títulos, desde clásicos hasta plumas jóvenes, en ediciones atractivas y a un bajísimo costo. Está además la serie, también del FCE, 21 para el 21: 21 libros imprescindibles de autores nacionales, con sendos tirajes de 100 mil ejemplares que se reparten gratuitamente entre círculos de lectura, escuelas, bibliotecas y lectores.
El año pasado se publicaron dos libros conmemorativos: Historia del pueblo mexicano y México, grandeza y diversidad. No fue sólo para no dejar pasar la fecha en blanco y cumplir con la ocasión: son obras que proponen un necesario replanteamiento historiográfico del devenir nacional; ambas hacen historia. Pueden descargarse sin costo.
Y hablando del pasado: ninguna otra administración se había empeñado tanto en lograr la recuperación de piezas arqueológicas que circulan ilegalmente por el mundo. Rescatar y encontrar: por ejemplo, el equipo de arqueología subacuática halló una canoa maya de más de mil años de antigüedad. Por cierto, son impresionantes los trabajos que el INAH realiza aparejados a la construcción del Tren Maya, tanto de exploración y conservación como de infraestructura museística. ¿Vieron la cabeza estucada del dios maya del maíz que encontraron en Palenque?
Inolvidable la exposición La grandeza de México, en un Museo Nacional de Antropología impecable, con su biblioteca 100% remodelada. Destacable también Arte de los pueblos de México, montada en Bellas Artes: el arte de los pueblos originarios en el lugar que siempre ha merecido. Y aprovechen, aún pueden admirar también en Bellas Artes la expo Sólo lo maravilloso es bello. Surrealismo en diálogo.
No ha faltado ópera —Ascanio in Alba, Fidelio, Juana sin Cielo y ahora Zorros Chinos, basado en un libreto de Carballido— ni teatro ni danza… Por cierto, el Teatro de la Danza en el Centro Cultural del Bosque fue remodelado y se montó una gran velaría en la plaza Ángel Salas.
Por supuesto, lo enunciado hasta aquí no pretende ser ni de cerca un listado exhaustivo de lo que se ha hecho en el ámbito de la cultura y las artes durante los primeros tres años y medio de la gestión de Andrés Manuel. Apenas es lo que alcanzo a ver y agradezco desde mi trinchera de ciudadano.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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