El pasado martes 2 de septiembre comenzó en Brasilun juicio sin precedentes: el ex presidente Jair Bolsonaro (2019-2022) es juzgado por el Supremo Tribunal Federal (STF) por su presunta implicación en un plan para mantener el poder mediante un golpe de Estado. Analistas y adversarios coinciden: su condena es prácticamente inevitable.
De acuerdo con información de Eric Nepomuceno para La Jornada, el juicio inició con los informes del juez Alexandre de Moraes y del fiscal general Paulo Gonet, quienes detallaron que el complot estuvo constituido por intentos de desestabilizar el sistema de votación electrónica, un motín el 8 de enero de 2023 y planes de asesinar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y a un juez del STF. Gonet subrayó que los actos de Bolsonaro y su ministro de Defensa configuraron un proceso criminal en marcha.

Bolsonaro no asistió al tribunal y siguió el juicio desde su residencia en un barrio exclusivo de Brasilia, fuentes cercanas indican que se mostró deprimido e irritado, mientras sus abogados intentaban limitar la pena máxima. Este miércoles será el turno de la acusación directa contra el ex mandatario y se espera conocer si se presentará personalmente.
Otros acusados, como el almirante retirado Almir Garnier Santos y el teniente-coronel Mauro Cid, participaron también en el juicio. Cid, edecán de Bolsonaro, solicitó su retiro del ejército por falta de “condiciones psicológicas” para continuar activo.
El presidente Lula declaró a O Globo que espera se haga justicia respetando la presunción de inocencia: “Quiero que Brasil conozca la verdad y solo la verdad. Si es inocente, que lo demuestre”, dijo.
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