Apenas la semana pasada, aquí mismo traje a cuento que el sapientísimo Noam Chomsky, atinadísimamente sostiene que, además de calamidades como las guerras y la amenaza real de una hecatombe atómica, la crisis climática y la desigualdad económica, la tranquilidad de la humanidad también está siendo socavada por la insensatez y el cinismo: corroída toda posibilidad de discurso y diálogo serios, campea la inquietud, la zozobra. Los dislates cunden por todo el mundo. Al parecer cualquiera puede salir impunemente al ágora a espetar estupideces a mansalva. El problema es que la realidad es una construcción social, de tal suerte que en la medida en la que los disparates se propagan entre el imaginario colectivo, aquella se fisura, se agrieta.
Como si estuvieran disputando una competencia para ver quién ocupa el puesto del atolondrado ejemplar, el modelo a seguir entre los creadores de desatinos, en franca rivalidad para ver quién es el chambón que suelta la declaración más mema, en días recientes dos descollantes prianistas levantaron la voz. Primero un señor que quiere hacer valer sus apellidos para alcanzar la grande, el vástago del expresidente Miguel de la Madrid, el priísta Enrique de la Madrid Cordero, declaró que, en 2024, tan pronto gane la Presidencia de la República, cerrará el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. ¡Caramba! Enseguida salió el otro, ahora un panista —aunque, como se recordará, en 2012 fue candidato a la Presidencia por el extinto partido de la señora Gordillo, Nueva Alianza—, el señor Gabriel Quadri. El hoy diputado por Coyoacán, con mucha más experiencia en las técnicas de farfullar tonterías —imposible olvidar su llamado a tomar “acciones inmediatas” para castigar a las “ardillas [que] siguen robando impunemente el alimento (alpiste) de los pájaros en Coyoacán”— espetó que él, si gana la Presidencia de México en 2024, cancelará el Tren Maya para luego convertirlo en una ciclovía.
Quizá, entre la mayoría, lances verbales como los anteriores susciten risas, y no faltará quien opine que esa sea la reacción más sana. Hay gente que incluso no puede contener la carcajada tan pronto suelta un despropósito —como hace poco, cuando a la señora Xóchitl Gálvez le ganó la risa después de escucharse a sí misma afirmar que va a ser jefa de gobierno de la CDMX—. Otras piensan que lo mejor es ni siquiera hacer caso: no dar importancia a las boberías. Sin embargo, creo que hay estupideces que no podemos tomar a broma y más bien deberíamos tomar muy en serio.
El martes 28, el señor que se hace llamar Alito y tiene secuestrada la dirigencia nacional de lo que queda del PRI, justo unas horas de que, desde Campeche, Campeche, la gobernadora Layda Sansores diera a conocer otro audio en el que se evidencia los indefendibles usos y costumbres del dirigente, tomó la palestra, se hizo rodear de un grupito de incondicionales y entre sus típicos aspavientos amenazó: “Vamos a proponer modificar la Ley de Armas de Fuego, para que con mayor facilidad las familias mexicanas puedan acceder al acceso de armas de mayor calibre a efecto de que puedan proteger su casa, su negocio, sus vidas. La gente está indefensa. Llegan a las casas, llegan a los negocios y asesinan a mujeres, a hombres, a mexicanos que no pueden defenderse porque no hay un debido control y registro para que puedan tener esa disposición. Se trata de que a falta del Estado y de que no hay Estado que cuide a los mexicanos, los delincuentes sepan que la gente se va a poder defender”.
Si Alejandro Moreno soltó su desquiciada propuesta sólo con la intención de desviar la atención, le salió bien el tiro. Excélsior y ContraRéplica difundieron la necedad en su primera plana, Publimetro también y como noticia principal, e incluso La Jornada colocó la noticia alusiva en su contraportada. Destaca la pertinencia editorial del Diario Basta!, que también en su primera plana publicó: “’Alito’ pierde la cabeza y pide que la gente se arme”.
Al día siguiente, el presidente López Obrador fue cuestionado en la mañanera sobre el asunto.
— ¿Qué opinión tiene?
Y no, no cayó en la añagaza:
— Ninguna, ninguna opinión. Ahí se lo dejo de tarea a la gente.
Opino que nosotros, la gente, tenemos la tarea de, en este caso, no quedarnos en lo absurdo y ridículo de la insensatez proferida por el príista. Es muy grave. Juzgo imposible que el señor no sepa del infierno que están viviendo en Estados Unidos a causa de la proliferación de armas entre la población civil; abunda evidencia de que más armas no son fundamento de más seguridad, sino causa directa de más muertes. Así que no caigamos en la trampa, esa no es la discusión; eso es indiscutible. En cambio, hay que insistir una y otra vez: tanta irresponsabilidad tiene que tener consecuencias, consecuencias electorales. Y ojo, vienen dos procesos importantes, Estado de México y Coahuila. ¿Quién en su sano juicio votaría por un partido que propone llevar al país a la atrocidad que están viviendo del otro lado del Río Bravo?
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