El 2 de noviembre de 2016, Ricardo Monreal, el entonces delegado en Cuauhtémoc, llegó a la locación, en las calles Ignacio Mariscal y Ramón Alcázar, de la colonia Tabacalera donde se filmaba la película ROMA, acompañado por personal de la delegación a impedir que siguieran filmando; él mismo guardó los conos de señalamiento en su cajuela; personal de la producción le entregó los permisos federales que autorizaban la filmación y ni los leyó, actuó de forma déspota, indicó que solamente él era el que daba los permisos, incluso algunos del personal que lo acompañaba arremetieron a golpes contra miembros del staff de Roma, principalmente dos mujeres y otros cinco miembros que tuvieron que ser hospitalizados y también les robaron celulares carteras y otras pertenencias.
Monreal además grabó un video y lo subió a redes presumiendo su acto ilegal y torpe, autoritario y prepotente.
Cualquiera que haya participado en una producción y más tan importante como ésta, producida, escrita y dirigida por Alfonso Cuarón, sabe que los permisos son de los primeros requisitos que se consiguen para iniciar un rodaje.
Monreal provocó, llegó en montón, después del gran escándalo mediático, no le quedó de otra, pidió disculpas, pretendía ser jefe de gobierno en las elecciones de 2018.
Después, también hizo berrinche al perder la encuesta, amenazó con irse; logró una promesa con AMLO de ser el líder de la coalición en el senado, cosa que todo mundo acató.
Pero siguió reptando una y otra vez, sirviéndose del cargo para sus intereses, pasando por varios episodios desafortunados, haciendo su camino de ambición, creando estructuras paralelas y atacando a la jefa de gobierno, al grado de traicionar al movimiento en la elección intermedia, denostar al gobernador de Veracruz y dando opiniones contrarias en varias ocasiones a las propuestas y acciones del ejecutivo.
Por eso es muy reconfortante el tratamiento y exposición que Layda Sansores dio cuando ventiló las conversaciones de WhatsApp del celular que dejó Alito en su residencia cateada en Campeche.
Por la dignidad de los ciudadanos y por las amenazas de Monreal: El indigno que indigna.
Que se rodea de ambiciosos vulgares y coincide con la escoria corrupta de la política.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.