En su conocido libro “el arte de negociar” Trump enfatiza que al débil se le aplasta y con el fuerte se negocia. Este mantra lo ha aplicado en su vida empresarial y política, y los ingenuos siguen insistiendo en la diplomacia o, en muchos casos vergonzosos, en arrodillarse.
El resultado será el mismo: humillación. Desde un Trudeau que terminó defenestrado, hasta un Milei que solo le falta tener correa para ser la perfecta mascota, muchos personajes de la política siguen empecinados en agradar al mesías naranja, pero no funcionará porque Trump solo respeta a los fuertes.
En el caso de México, hemos contado, afortunadamente, con liderazgos fuertes e inteligentes. Andrés Manuel López Obrador supo plantar cara y mostrar dignidad discursivamente hablando, aunque luego tuvo que poner mano dura a los migrantes centroamericanos además de renegociar un tratado menos conveniente que el TLCAN; y Claudia Sheinbaum es tan inteligente como moderada, siempre hablando de soberanía y dignidad, aunque falta ver las decisiones incómodas que deberá tomar para satisfacer a Trump. Todo bien, pero, ¿cómo podríamos hacernos respetar en un mundo utópico, entendiendo que, en el real, seguiremos siendo la piñata favorita de Trump a menos que algo inusual pase? Por inusual, entendamos algo como un atendado, un ataque o un descubrimiento importante que cambie el rumbo del mundo.
El llamado eje del mal (China, Irán, Corea del norte y Rusia, principalmente) tienen algo en común con los principales aliados europeos de Estados Unidos: tienen bombas nucleares, y en el caso de Rusia, misiles hipersónicos. Y no podría ser de otra manera, porque, para que el bully del colegio respete a sus compañeros de clase, estos necesitan mostrar que son capaces de plantarle cara de una manera creíble, y en el caso de países funciona exactamente igual.
¿México debería enriquecer uranio y tener un programa nuclear que amenace la supremacía de Washington? Evidentemente no. Estados Unidos nos aplastaría en el momento en que México representara una amenaza para su seguridad (real, no como los migrantes), pero sí es cierto que es la única forma en que Estados Unidos, y en específico, Trump, respeta a otros.
¿Por qué países como Francia, Reino Unido e Israel tiene bombas nucleares? Porque, además de ser aliados subordinados incondicionales al imperio estadounidense -dígase la OTAN-, hay una distancia geográfica importante que impide cualquier sorpresa en caso de rebelión, y también porque esos arreglos nucleares se dieron en otro momento del tiempo cuando, se supone, había menos gobernanza global. Reino Unido y Francia tienen más desarrollo y autonomía, en contraste con Israel, que es, directamente, una base militar estadounidense en el Medio Oriente para controlar sus intereses.
¿Podrían otros países, lejos de la zona de seguridad de Estados Unidos, hacerse respetar mediante el enriquecimiento de uranio y la generación de ojivas nucleares capaces de generar destrucción masiva con misiles a larga distancia? Sí, totalmente, pero deberán esperar a que se consolide un sistema financiero alternativo al SWIFT lo suficientemente fuerte que les permita aguantar las sanciones de Washington y sus aliados, o lo que es lo mismo, abandonar el dólar como moneda de intercambio, que es el gran objetivo de los BRICS. Cuando se logre esto, entonces, y solamente entonces, los países negociarán entre iguales y se respetarán mutuamente, como debe ser, con dignidad y mirando de frente buscando el beneficio de los pueblos, no como se hace actualmente desde el trono imperial de Estados Unidos.
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