Golpes al narco: prisión preventiva a familiares de Iván Archivaldo y a sobrino de Osiel Cárdenas

Las autoridades federales endurecen el cerco contra operadores financieros y herederos de cárteles históricos, con detenciones clave en Jalisco y Nuevo León.

Un juez federal dictó prisión preventiva contra Mario Alfredo L. N., alias “7”, y Mario L. E., alias “Niño”, identificados por reportes de inteligencia como suegro y cuñado de Iván Archivaldo Guzmán, uno de los líderes de Los Chapitos, facción del Cártel de Sinaloa. Ambos fueron detenidos en Zapopan, Jalisco, durante operativos simultáneos y son señalados como operadores financieros del grupo criminal.

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), las capturas derivaron de cateos en las colonias Bajío Zapopan y Vallarta Universidad, donde se aseguraron armas de fuego, vehículos de alta gama, equipos electrónicos y dosis de droga. Tras su detención, los imputados fueron trasladados al penal de Puente Grande, mientras su defensa solicitó la duplicidad del término constitucional, por lo que su situación jurídica se definirá en los próximos días.

Estos arrestos se suman a otro golpe relevante: Mario Alberto Cárdenas Medina, “El Betito”, sobrino de Osiel Cárdenas Guillén, exlíder del Cártel del Golfo, también permanecerá en prisión preventiva oficiosa. “El Betito” fue detenido el 21 de diciembre en Monterrey, Nuevo León, junto con Raúl “N” —su compadre— y Kevin “N”, en posesión de armas, cargadores exclusivos de las Fuerzas Armadas y metanfetamina.

La Fiscalía General de la República (FGR), a través de la FEMDO, logró que un juez calificara de legal la detención y decretara la medida cautelar por delitos contra la salud y violaciones a la Ley Federal de Armas de Fuego. Al igual que en el caso de los familiares de Iván Archivaldo, la defensa pidió ampliar el plazo constitucional.

Especialistas en seguridad advierten que, si bien estas detenciones representan afectaciones directas a las estructuras financieras y familiares del narco, muchos de estos roles son rápidamente reemplazables, por lo que el reto del Estado sigue siendo desmantelar las redes completas, no sólo capturar a sus operadores visibles.

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