Los consumidores de medios de información cada vez son menos, la búsqueda de noticias que coincidan con las ideas de los consumidores los debilita intelectualmente, inconscientemente su percepción lógica impera sobre la mentira y abandonan la manipulación.
Seguir creyendo que los medios sirven para informar es un vicio que debe erradicarse de las sociedades contemporáneas. Los medios mientras más fuertes y poderosos económicamente, adquieren una manera de presentarse ante la sociedad como factores de manipulación para servir a los intereses propios y de sus socios. O, por lo menos, en beneficio de sus iguales, que son quienes fortalecen la estructura mediática como un aparato sólido en lo político y lo económico.
Los medios de comunicación son una arista del gran triángulo que conforman los cambios forzados en los gobiernos democráticos. Los medios con su bandera de libertad de expresión como garante de la democracia, sólo afectan el desarrollo de ésta y de ser posible la aniquilan.
Por su práctica tradicional los grandes medios de comunicación están vinculados a los grupos conservadores como el empresariado, los gobiernos de derecha, el clero, las transnacionales y todo grupo que tenga en la nostalgia por el pasado la intención de regresar el tiempo.
La difusión de un orden social que define sutilmente lo bueno de lo malo a través de las noticias diarias, se convierte en el mejor adoctrinamiento de los conservadores. Anteriormente se decía que los medios, en específico los diarios, contenían la historia contemporánea. Desde luego la historia de los vencedores.
Los medios tienen entre su público cómplices involuntarios de la andanada de derecha que invade las conciencias de los latinoamericanos en especial, pero en realidad imponen sus criterios en todo el mundo. Informar se convierte en una especie de púlpito donde se divide al mundo entre buenos y malos.
Quienes quieren ver en los medios lo que esperan que suceda aunque sea mentira, son los consumidores voluntarios de los medios; el resto, son ingenuos seres de costumbres que todavía consideran que los grandes medios sirven para conocer lo que sucede en México y el mundo.
Los medios no han dejado de informar recientemente, nunca lo han hecho. Han estado al servicio de los intereses de quienes más tienen. Es hasta la aparición de las redes sociales que se diversifica la visión dela realidad y se crean puentes para darse cuenta de la verdad.
La verdad del presente afecta considerablemente a quienes quieren vivir en el pasado. Una parte de la población en México y en algunos países del mundo insiste en seguir creyendo que las cadenas de información pueden ser una ventana al planeta, son una puerta hacia la mentira, siempre abierta. Si a un medio no le conviene anunciar que lloverá esa tarde no dudaría en anunciar una tarde soleada.
Lo que se ha dado en llamar opinión pública no es otra cosa que el resultado del adoctrinamiento de los medios sobre la sociedad. Los medios persiguen intereses, la información y la verdad son factores que no sólo desdeñan sino atacan a muerte.
Un ciudadano desinformado, es decir, enterado de la realidad que esos medios difunden, son más fáciles de manipular que alguien que cuestiona noticias que no son reales. La desinformación es una especie de pandemia, de al que no están conscientes sus víctimas. Al contrario, defienden sus síntomas como si se tratara de un hecho consumado de una verdad absoluta.
La manipulación voluntaria de quienes todavía consumen los medios que de tanto perseguir sus intereses se radicalizan y de ser instrumentos de golpeteo se convierten en instrumentos golpistas, crea no sólo el desconocimiento de la vedad, el alejamiento de la realidad sino la inconsciencia de una manera de ser conducidos hacia pensamientos inducidos por los propios medios.
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