Tras lo ocurrido el pasado 4 de julio en la manifestación en contra de la Gentrificación, la Presidenta, Claudia Sheinbaum y la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, rechazaron toda expresión de discriminación y xenofobia.
El pasado viernes un grupo de manifestantes tomaron las calles de la Condesa en la capital del país, para exigir políticas en contra de la gentrificación, así como de regularización de extranjeros, ante esto, en la Mañanera del Pueblo, la titular del Ejecutivo expresó su inconformidad a las arengas xenófobas.
“Todas y todos los mexicanos tenemos que tener muy presente que no a la discriminación, no al clasismo, no al racismo, no a la xenofobia. Todos los seres humanos somos iguales y no podemos tratar a nadie como menos. Las muestras xenofóbicas de esa manifestación hay que condenarlas” aseguró la mandataria.
Por su parte, la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, levantó la voz durante la entrega del programa social “Ingreso Ciudadano Universal” y aseguró que en la capital del país no hay lugar para acciones discriminatorias.
“Y quiero decirlo aquí con ustedes: en la Ciudad de México no hay cabida para la xenofobia y la discriminación. Aquí no aceptamos xenofobia ni discriminación. No porque vengan de otros países a vivir en la ciudad, los vamos a maltratar. Aquí se recibe a todas y todos. Son bienvenidos y bienvenidas”, aseveró Clara Brugada.
Brugada adelantó que pepará una propuesta para brindar solución ante el problema del desplazamiento de los habitantes originarios: “Trabajaremos, como lo hemos dicho públicamente, y lo reitero: trabajaremos en temas como la gentrificación o la exclusión. Pronto estaremos haciendo una propuesta que enfrente este problema y que arraigue a la gente en sus barrios y colonias”.
Durante la protesta por “colonización urbana” las consignas destacadas eran: “Fuera gringos”, “Paga impuestos, aprende español y respeta mi cultura”, “Gringo vete a casa” y algunas otras. La queja de los locales se fundamenta en que el fenómeno, además de ser económico, es lingüístico, debido a que los gentrificadores no necesitan aprender el idioma local, lo que les da privilegios y genera violencia simbólica.
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