Glifosato: la evidencia, tarde pero llega

En estos días volvió a quedar claro lo que siempre hemos denunciado y publicado en “los Reporteros MX”: que detrás del discurso “técnico” y “productivista” del agronegocio hay una maquinaria de intereses que no representan al campo, sino a las corporaciones que viven del uso masivo de químicos, semillas patentadas y modelos que deterioran la salud y destruyen el territorio de nuestras comunidades. Y si hay un organismo que adopta el campo como bandera cuando en realidad lo destruyen, ese es el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) que insiste en presentarse como la voz del campo mexicano, pero que en realidad no representa a un solo campesino de nuestro país. Lo único que representa es el viejo modelo agroindustrial que ha contaminado nuestros suelos, nuestro aire, nuestra agua y, sobre todo nuestros cuerpos.

Y no, hoy no hay un solo dato que no desnude el cinismo del CNA que ha defendido el uso del glifosato con estudios que, durante 25 años, se usaron como “prueba científica” para decir que este producto era seguro, estudio que por fin acaba de ser retractado oficialmente. Recordemos cómo ese artículo del año 2000 (que se citó en decisiones regulatorias globales) ocultó evidencia de toxicidad y, peor aún, fue escrito en parte por empleados de la misma empresa que comercializa el herbicida. Por esa razón, hoy toma relevancia su retiro pues confirma lo que organizaciones campesinas y/o ambientalistas como la CODUC o FUDEMAH, así como comunidades rurales denunciamos durante décadas: el glifosato no solo no es inocuo, sino que su supuesta seguridad estuvo construida sobre datos manipulados serviles al interés de las empresas poderosas.

Pero hoy estamos ante una nueva realidad, la de la evidencia científica que tanto menospreciaron y que otorga resultados contundentes de acuerdo con las investigaciones más recientes. Este 2025 se publica el estudio más grande en animales con dosis consideradas “seguras” que provocaron tumores malignos y benignos en hígado, tiroides, riñón, sangre, sistema nervioso y glándulas endocrinas. A la par, estudios complementarios detectaron daño cromosómico, alteraciones hormonales y señales de potencial carcinogénico. Y, aunque agencias reguladoras aún se resisten a aceptarlo del todo (incluidos organismos en México como el CNA), la ciencia de frontera marca una tendencia clara por más que lo quieran negar: el glifosato sí representa riesgos serios para la salud de todo ser vivo.

Y hablando de nuestro país, las evidencias también son claras dado que se han encontrado restos de glifosato en ríos, mantos acuíferos y drenajes agrícolas desde Sinaloa hasta Yucatán; de hecho, un importante número de estudios han detectado glifosato en orina, sangre e incluso leche materna de personas que viven cerca de zonas agrícolas. También se ha demostrado su persistencia en suelos y su impacto en biodiversidad, polinizadores, sistemas reproductivos y salud comunitaria. Todas estas evidencias científicas hacen indigna la postura del CNA cuya narrativa se basa en que prohibir el glifosato es “ideológico”. ¿Ideológico? Ideológico es defender un veneno a costa de la salud, ideológico es proteger las ganancias de empresas que cabildean en el Congreso de la Unión para frenar cualquier regulación; ideológico es fingir que su modelo alimentó al país cuando lo que hizo fue endeudar productores, degradar suelos, contaminar agua y concentrar enormes ganancias en pocas manos.

Y aquí es donde corresponde decirlo con toda claridad pues estamos ante una ironía grotesca, ahora resulta que los mismos que guardaron silencio mientras se imponían transgénicos, agroquímicos y modelos extractivos ahora se presentan como guardianes del maíz y de la salud pública, en fin, la hipocresía tiene nombre y apellido.

  • Luis Tovar
    Secretario General de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente. FUDEMAH

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