Está por terminar el sexenio del líder del Pueblo de México, Andrés Manuel López Obrador, y a la oposición todavía no le queda claro qué fue lo que ocurrió. ¿Por qué perdieron las “riendas” del país? Precisamente, fracasaron por tratar a las personas como ganado.
El Segundo Piso de la 4T representa la continuidad de un proyecto de nación en el que por el bien de todos primero los pobres, Claudia Sheinbaum lo sabe, ella comprende que somos las clases populares, trabajadoras, las poblaciones históricamente vulneradas, las que le estamos pasando el mando.
¿Qué papel jugamos las Comunidades LGBTIQ en el proceso transformador? Seamos sinceros, no somos una fuerza electoral significativa. Lo que sí somos es impulsores definitorios de la Revolución de las Conciencias. México es un país conservador y lo seguirá siendo por algún tiempo, sin embargo, los avances en materia de Libertades y Derechos los hemos empujado en buena medida los luchadores sociales de la Diversidad Sexual.
Cuando se legalizó el Matrimonio Igualitario no solo se derribaron barreras legales para que las parejas homosexuales accedieran a la igualdad de derechos, también se comenzó a hablar seriamente de los gays. Las familias, las empresas, y hasta las iglesias, comenzaron a reflexionar sobre nuestra influencia en el quehacer social. Cuando ocurrió el reconocimiento legal de la Identidad de Género, no sólo ganaron las mujeres y hombres trans, también quienes aman a estas personas trans, poco a poco se han normalizado las relaciones amorosas, laborales y de toda índole donde se desenvuelven mujeres trans y hombres trans.
Al final de la lucha, quienes se cuelgan las medallas son senadoras, senadores, diputadas y diputados, pero el origen de todas estas transformaciones son las personas LGBTIQ “nacas, chintas y chairas”.
En México el término “naco” es uno despectivo. Las clases altas y los aspiracionales, usan mentado insulto para referirse a todos y todas quienes nos atrevemos a ejercer los mismos derechos y libertades que antes se creían privilegios de los fifís.
“Chinto” es un término despectivo para referirse a los pueblos originarios. Las personas LGBTIQ somos parte de esos pueblos. Históricamente, las clases altas y los aspiracionales han sido quienes escriben y publican leyes homo-transfóbicas, cómo las autoridades victorianas en Reino Unido, o las élites porfirianas en México que condenaron a Los 41.
Finalmente ser LGBTIQ y no ser chairo es una contradicción hasta biológica.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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