GANAMOS

“Es que ya ganamos”, me contesta Germán cuando le expreso mi intranquilidad al no encontrar temas que no sean los coyunturales, ni seguir hablando de Gaza, del genocidio, de la maldad humana; de la guerra y su sinónimo Trump, ese fascista que al final no es más que un títere, un insano pelele manejado por las oligarquías más rapaces de Estados Unidos y del mundo.

Las palabras de mi amigo me hicieron recordar por qué comencé a escribir en Los Reporteros Mx: una derecha sin escrúpulos, apoyada por los poderes económico, mediático y judicial, quería descarrilar el gobierno de AMLO e impedir que la Cuarta Transformación continuara gobernando México. Mi granito de arena sería una serie de entrevistas apócrifas, así que mi primer “cliente” fue ese personaje que no solo tenía la melena gris y atascaba los sitios de comunicación en las televisoras, la radio y las redes diciendo cómo le dolía México: Claudio X González, el pobrecito señor X, luego de decir cualquier sandez (Venezuela, devaluación, casa gris, mamá del Chapo…) termina en mi texto huyendo y gritando: “¡papá, papá, papá…!”).

Lilly Téllez y Alejandro Moreno, hoy tan en boga por nefastas razones fueron motivo de mis primeros trabajos. Una “entrevista” importante fue la de Felipe Calderón (o la degradación institucional), pues en ella relato cuando mi hijo Sergio y yo coincidimos con él en una carrera de diez kilómetros. “No nos va a ganar ese tipo”, me dijo. Casi llegando a la meta, el maestro de ceremonias exclamó: “Aquí viene el señor presidente. Démosle un fuerte aplauso”. Mientras lo rebasaba, un grupo de guardias se hizo a un lado para la foto y, sin pensarlo, lo esperé justo en la meta para confrontarlo, de modo que puse mi dedo pulgar hacia abajo, en su cara, desaprobando todo su sexenio devastador, en el que afloró la muerte y la corrupción. 

Otros expresidentes desfilaron, como Vicente Fox (o lo que natura no da), Carlos Salinas (o el padre de la desigualdad moderna), Enrique Peña Nieto (o un presidente de telenovela), Ernesto Zedillo (o el país que se llevó el tren).

Lo que me llena en realidad de orgullo fueron algunos palíndromos que brotaron de mi mente, enferma ya de soportar la lectura o tragarme los videos de todos esos personajes espantosos. 

Ahora que Enrique Krauze lanza disparates en alabanza a políticos malhadados, vuelve a cobrar vida este palíndromo:

A ti mierda, pus. A León K no: él a su padre imita.

Este otro fue para el segundo Pedro Ferriz (como dijo alguien: “ahora resulta que el que veía ovnis era el más cuerdo de los tres”):

—¡Ya sane, Pedro, loco, de Con! 
—No cedo, color de penas. ¡Ay!

Y no se salvaron los “comunicadores”.

Te rola Borolas la nota atonal. Sal o roba, Loret

¿Será lo de Dóriga giro de dólares?

Fue divertido, pero también pesado seguir a tanto sinvergüenza.

***

“Y no nos traicionó” fue el primer texto de la segunda “temporada”: Crónica de una transformación. En esta serie de crónicas busqué retratar el proceso transformador de Andrés Manuel López Obrador ya como presidente de México o antes, cuando apenas era un joven “aldeano” con mucho corazón.

Reproduzco el inicio:

  • 1 de julio de 2018. La vida te da revanchas. Hoy ha cambiado mi vida y la de muchos. Hoy no cabe la derrota. Como tampoco debieron haber cabido las anteriores, que no fueron derrotas, sino robos, atracos: el de las elecciones de 2012, cuando la oligarquía le compró la presidencia a Peña Nieto, le construyó una historia, le fabricó una imagen con peinado alto y le rentó a una esposa; el de 2006, que nos legó una guerra que no acaba; el otro fraude, absurdo, el de 1988, cuando fuimos al Zócalo, dispuestos a todo, pero Cuauhtémoc Cárdenas, el hijo del Tata, hoy tan venido a menos, nos dijo no… que no valía la pena el reguero de sangre. Entonces había surgido en el escenario político un joven candidato en Tabasco a quien también lo habían despojado de la gubernatura: Andrés Manuel López Obrador. Pero no. Quien llegó a la presidencia fue Carlos Salinas de Gortari para imponer un neoliberalismo feroz que empobreció a millones y enriqueció de manera obscena a unos cuantos. Y en ese inter han pasado cuarenta años, media vida, y había que sobreponernos. Lo hicimos. Trabajamos. Luchamos.

En Crónica de una transformación encontré al joven Andrés Manuel, recreado con la pluma experta del periodista argentino Miguel Bonasso, y al viejo de 70 años, ambos con una voluntad y fuerza inquebrantables. “El joven que camina sin parar, el nacido en Macuspana. El viejo a ocho meses de concluir su mandato”. 

Aunque no es difícil desmontar las mentiras de la oposición, pues se caen por su propio peso, ha sido una tarea ardua. Decían que se devaluaría el peso, que el país se iría a la quiebra, que nos endeudaríamos, que AMLO sería un dictador y se reelegiría. Eso lloriqueaban los creadores del Fobaproa, los que lo remataron todo, los que empobrecieron a millones de mexicanos. 

Ahora que con datos del Inegi sabemos que 13.4 millones de personas salieron de la pobreza, hagámosle caso a la devaluada oposición: ¡disfrutemos lo votado!

Los textos de las tres temporadas (Callejón Avellaneda. Entrevistas apócrifas, Crónica de una transformación y Estampas de una transformación) pueden consultarse en este enlace:

https://www.losreporteros.mx/categoria/sergio-macias

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