Durante la 25 Conferencia Internacional Sobre el SIDA que se lleva a cabo en Alemania, se dio a conocer que un medicamento anual contra el VIH podría bajar su costo drásticamente.
Se trata de un antirretroviral producido por la farmacéutica estadounidense Gilead, que sustituye a la pastilla diaria que deben tomar las personas que viven con VIH. El nuevo medicamento facilita la adherencia de los pacientes pues solo contempla un par de inyecciones al año.
El problema es su costo actual de 40 mil dólares anuales. No obstante, especialistas como Andrew Hill de la Universidad Británica de Liverpool, aseguran que el precio al público en general podría bajar hasta 40 dólares.
¿De qué depende que un medicamento que puede salvar la vida esté al alcance de millones de personas? Pues de la buena voluntad de las farmacéuticas, como Gilead.
Y aunque se vale soñar, los mismos expertos que acudieron a la conferencia en Alemania, están conscientes de que a las farmacéuticas solo les interesa ganar millones a costa del sufrimiento de los pueblos. Por eso protestaron y exigieron medicamentos genéricos para atender el VIH en todo el mundo.
En México hay dos corrientes entre las asociaciones civiles y luchadores sociales contra el VIH; están quienes se unen a la exigencia hacia las farmacéuticas y también están aquellos que de hecho trabajan financiados por las farmacéuticas.
El panorama luce complejo, si bien hay procedimientos y protocolos necesarios antes de que un medicamento se pueda producir a bajo costo para ofertarse más barato como genérico, a esta burocracia se deben agregar las peleas al interior de quienes llevan la agenda del VIH-SIDA en América Latina.
Los gobiernos son los que compran los medicamentos para después entregarlos a los pacientes. Hay un presupuesto para ello y esos recursos se pueden incluso “huachicolear”, los huachicoleros del VIH probablemente no se hagan millonarios pero pueden vivir muy bien si presuntamente llevan a cabo esta corrupta práctica.
En la actualidad algunas asociaciones civiles han difundido al máximo la narrativa del “desabasto” de medicamentos para el VIH, esto es falso.
Roberto Vázquez Campuzano académico del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina, indicó que de los 357 mil casos de VIH, 227 mil viven con el virus gracias a que cuentan con tratamiento. Si bien la cobertura en México no alcanza el 100%, hablar de un “desabasto” es francamente politiquería.
“Tenemos entre el 80 y 85 % de cobertura en México”, indicó Vázquez Campuzano en un artículo publicado en la Gaceta de la UNAM.
Pero las asociaciones civiles necesitan impulsar la narrativa del desabasto, de lo contrario al no existir el “problema” ¿Para qué existirían ellos?.
Ahora bien, con la posible aparición de un medicamento genérico de bajo costo, la agenda del VIH se transformaría por completo pues al ser de aplicación anual, bajarían los gastos de atención y también de la logística instalada en los Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) y la Clínica Condesa. El trabajo de muchos burócratas de la salud pública y también de asociaciones civiles, estaría en riesgo, o al menos tendrían que buscar otra forma de subsistir.
Es ahí donde habrá que estar atentos a las luchas internas y también a cómo resuelven este dilema los involucrados en la agenda contra el VIH-SIDA en México. Nada más les recuerdo que “Por el bien de todes, primero las personas que viven con VIH”.
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