Faltó voluntad (y quizá algo más)

Opinión del Dr. Carlos M. López Hernández

Mientras que, por una parte, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, se dedicó a buscar culpables de la crisis hídrica (y otras más) por las que atraviesa el estado. Por otra parte, el ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, se tomó en serio la situación.

Y quedó claro este viernes pasado. Durante su conferencia mañanera se dio a conocer un decreto mediante el cual se faculta a la CONAGUA para que pueda gestionar las concesiones del vital líquido en Nuevo León, como una medida temporal para afrontar la crisis hídrica.

Además, se proyectó iniciar obras para la construcción de un segundo ducto de la presa “El Cuchillo”; para continuar con los avances de la presa “Libertad”; así como la disponibilidad de pipas para llevar agua a las zonas más afectadas. Todo para garantizar el agua potable en la entidad hasta por diez años.

Esto llama mucho la atención, ya que esta medida da a entrever que al gobernador le faltó voluntad para resolver el problema, ya que no se le notó un verdadero compromiso ante la situación. 

Se recordará, por ejemplo, aquella conferencia de prensa en donde, palabras más, palabras menos, afirmaba que el problema del agua no era su responsabilidad, sino de la CONAGUA; él, tan solo, es el gobernador. 

Y bien es cierto que ningún gobernador goza de las facultades para disponer del vital líquido a su antojo. Sin embargo, ya desde ese entonces se hablaba que el papel de un gobernador es velar por los intereses del ciudadano de su estado. ¡Claro que le tocaba!

Por tanto, Samuel García, en lugar de buscar culpables y querer evitar su responsabilidad, debió empezar por señalar qué rol juega, en Nuevo León, las empresas refresqueras, cerveceras y embotelladoras, las cuales hacen uso de grandes cantidades de agua, a como lo hizo el presidente al mandarles un mensaje a que detuvieran su producción temporalmente. 

Debió, por tanto, encontrar la manera de negociar tanto con la industria, como con otros estados, como sí se hizo desde presidencia.

No obstante, su actitud fue completamente errónea. Denostaba su descontento, y llegó a acusar que ningún estado de la república quería ayudar a Nuevo León, para luego tener un arranque de soberbia y exclamar que no necesita a nadie. Aunque, a este punto, queda claro que el gobierno federal le está atendiendo el problema.

Por lo mismo, en su afán de encontrar culpables, llegó incluso a señalar que era responsabilidad de los ciudadanos. Tanto se hizo notar esta situación que propuso, nuevamente, un incremento a la tarifa del consumo de agua.

Asimismo, y dicho sea de paso, su «plan maestro» para garantizar el agua en Nuevo León hasta 2050, no fue sino un documento insólito, pues su contenido, en resumen, propone dos «soluciones» inmediatas, las cuales parecen más un chiste: primero, esperar a que llueva; segundo, acostumbrarse a vivir sin agua.

En ese mismo sentido fue lo que asentó en su mensaje del domingo 24 de julio, en donde pidió a los ciudadanos a crear consciencia y preguntarse cómo es que están cuidando el agua. Un cambio de mentalidad con el que, incluso, bañarse dos veces al día, es algo inmoral; o bien, situaciones irreales, como bañarse en dos minutos o menos.

En fin, entre tanto anuncio aquí y allá —pagado en redes— así como cuentos de esto y aquello, parece ser que Samuel García solo estaba esperando a que entrara al quite alguien que sí tuviera la voluntad de afrontar la crisis.

Habrá que observar cómo se desenvuelve el gobierno federal en atención a este problema. Por lo pronto, ya lleva un punto a favor, tras mostrar una clara voluntad para atender la situación. Una acción inmediata, por ejemplo, ha sido la llegada de 114 vehículos cisternas para brindar servicio a diez municipios de la zona metropolitana del estado de Nuevo León.

 Por lo demás, al gobierno de Nuevo León parece que le faltó voluntad, y quizá algo más, para afrontar esta crisis; como otras tantas en materia de seguridad, transporte, movilidad, calidad de aire, roces con Congreso y Fiscalía General, y un largo etcétera.

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