Esta es una breve reflexión de lo vivido en estos últimos seis años, no podre abordar muchos temas. Para cuando ya se haya publicado esta columna, México habrá elegido por primera vez en la historia de México, una mujer presidenta.
La tarde del 1° de julio del 2018, recuerdo haber hojeado un libro de política ilustrado para niños en una librería Porrúa, no recuerdo su título. Pero me llamó la atención una pregunta muy interesante que indicaba ¿Aquellos que se dedican a la política son muy ricos? Y la respuesta fue la siguiente “Las personas no se hacen políticos para enriquecerse, sino para dar un servicio a los demás. Los representantes que elegimos tienen un salario y las prestaciones que conlleva su empleo. Por otra parte, a los partidos políticos se les asigna un presupuesto para pagar las campañas electorales: hay que hacer carteles, organizar reuniones, viajar, etc. Cuando el Presidente va a empezar su gobierno debe jurar su lealtad a México ante el Congreso. Y cada año debe entregar al Congreso un informe de lo que ha hecho”.
A partir de esto, podemos interpretar que durante 36 años, desde José López Portillo hasta Enrique Peña Nieto, los presidentes juraban lealtad ante las elites económicas, políticas y culturales para salvaguardar sus intereses, sin dar un servicio a los demás. Además, estos mismos presidentes y las mismas élites se volvieron obscenamente ricos mediante la privatización de sectores estratégicos y empresas públicas, todo está documentado en el libro de Ana Lilia Pérez Los Hijos del Neoliberalismo. Pero todo dio un giro radical el día que Andrés Manuel López Obrador triunfó en las elecciones del 2018.
Una vez en el poder, se puso en marcha un proyecto de cambio de naturaleza de la estructura de poder, en el que centraron sus políticas en los excluidos, es decir, la mayoría de los mexicanos que se encuentran en la base de la pirámide social fueron beneficiados con el aumento al salario mínimo, programas sociales (Jóvenes Construyendo el Futuro, Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores y Sembrando Vida). Como resultado, el porcentaje de la población con ingreso laboral inferior al valor monetario de la canasta alimentaria (pobreza laboral) a nivel nacional mostró una disminución anual de 1.9 puntos porcentuales, al pasar de 37.7% a 35.8%, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Nuevas políticas energéticas centradas en el control gubernamental de la industria y la inversión en infraestructuras relacionadas con el petróleo se echaron a andar, como la refinería Dos Bocas y 15 centrales eléctricas de generación de gas y diesel. Además de contar con 8 refinerías (incluida la inaugurada de Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco, y la de Deer Park, adquirida en el 2021 por la administración actual), el Gobierno de México invirtió en fuentes de energía renovables, como la modernización de las centrales hidroeléctricas y la construcción del parque fotovoltaico Puerto Peñasco, en el estado de Sonora.
Por otro lado, el PRI, el PAN, el PRD y las elites económicas, formaron una alianza política conocida como Va por México, comandada por el empresario Claudio X. González Guajardo, que tenía como objetivos restaurar todos los privilegios perdidos y vengarse de López Obrador. Desde campañas mediáticas que en cierta forma perforaron las mentes de los mexicanos que creyeron las mentiras de la prensa prostibularia o los medios de comunicación masiva, moratorias legislativas que trataban de impedir las políticas sociales del presidente en el Congreso, escándalos políticos, guerra sucia, guerra judicial, hasta vincular al presidente López Obrador y a su colaboradores más cercanos con el narcotráfico, acusaban al presidente de usar sus conferencias matutinas para marcar y defenestrar a las personas que lo criticaban, lo acusaban de autoritario, incapaz de negociar y de construir una estructura clientelar de la pobreza y desesperanza.
Por todo esto, los condujo a una humillante derrota en las elecciones federales llevadas a cabo el pasado domingo 2 de junio, en el que la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la virtual candidata de la elección presidencial, de la coalición Sigamos Haciendo Historia (Morena-Partido del Trabajo-Partido Verde Ecologista de México) con un porcentaje de 59.3577%, dejando en segundo lugar a Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz con un 27.9054% y en tercer lugar a Jorge Álvarez Maynez con un 10.4191%.
Aparte de esta victoria, lograron convocar a más de millones de mexicanos que la elección del 2018 para ratificar el proyecto de la Cuarta Transformación y respaldar a una mujer que ocupara el cargo de Presidente de México y Comandante Supremo De Las Fuerzas Armadas, por primera vez en la historia de México. Ella dará un servicio a las y los mexicanos, jurando lealtad ante el Congreso, para cumplir con sus principales propuestas: una estrategia de seguridad de cuatro ejes atención a las causas, más y mejor policía, inteligencia e investigación y coordinación; educación científica, humanista y accesible; regulación en el uso de agua ante la fuerte sequía que azota a México; acceso a la salud de manera gratuita; transición energética y más energías renovables; y economía con orientación social del gasto y aumento del salario mínimo. ¿Qué le espera a la doctora Sheinbaum? ¿Será el propio Waterloo de aquellos que se creyeron emperadores de México?
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios