¿Es Claudia?

Opinión de Luis Tovar

El pasado domingo, estando reunida en Toluca casi toda la plana mayor del morenismo (nomás faltaba López Obrador), hubo una gran manifestación de músculo por parte de ese partido, dejando más que clara la posibilidad de que por fin desaparezca el priísmo en el Estado de México. Si bien los previsibles resultados de la elección del próximo año tendrán graves repercusiones para Alito Moreno, es en la entidad mexiquense donde las alarmas desatan el nerviosismo del campechano, por lo que éste hará un desdén al proceso electoral en Coahuila y seguramente optará por negociar con el PAN la designación del abanderado de la Coalición, quién, claro está, será respaldado por la robusta militancia del PRD que desde hace algunos lustros se reduce a Mary Telma Guajardo, la flamante cuñada de los Moreira.

Por supuesto que el acto morenista no sólo constata la capacidad de convocatoria que se reflejará en las urnas el año entrante, también se trata del banderazo de salida de aquellos que participarán en el proceso interno para contender por la candidatura en el EDOMEX y, de paso, sirvió de escaparate a los que se encuentran a la cabeza de la sucesión presidencial. Pero vamos por partes:

La elección en el EDOMEX requiere de un candidato de unidad, pero las patadas debajo de la mesa comenzarán desde el inicio del proceso. Aquí lo interesante es saber de qué manera lograrán construir acuerdos para que, quien sea el elegido, logré mantener la prudencia política necesaria y consolide la percepción del electorado mexiquense que a gritos y desde hace varios años, clama por un cambio en el gobierno. Sin embargo, existe un riesgo latente, por desgracia más de uno de los aspirantes son verdaderos lobos de mar que no dudarían en anteponer el interés personal por encima del proyecto que encabeza López Obrador y eso pudiera recaer en acuerdos tras bambalinas con la coalición opositora. O no vayamos tan lejos, uno que otro cabildea ya la posibilidad de una coalición configurada de otra manera que guiñe el ojo al PT y Movimiento Ciudadano.

Por eso aquí cabría para los morenos la autocrítica: ¿no hay más cuadros? Lamentablemente no, o quizá alguno por ahí, pero si se revisa la lista de aspirantes, las opciones se reducen a los mismos de siempre: el Senador Higinio, Encinas, la maestra Delfina y Horacio Duarte. Por lo tanto, el relevo generacional del que tanto se pregona, queda en eso, el pregón. Aún con eso, y, con la posibilidad de que emerja un liderazgo joven (por ahí anda uno en el oriente de la entidad), el triunfo es más que probable. De ahí que, lo urgente es elegir antes del proceso interno, una dirigencia capaz de no sucumbir a los intereses de grupo y que actúe de manera institucional. Este es el principal obstáculo que habrá de sortear la dirigencia nacional de MORENA y que, cuando menos, ya está en la agenda anunciada por Mario Delgado. Así que ojalá sea cierta la reestructuración de los órganos de dirección del partido.

Para los militantes y simpatizantes de MORENA es claro quiénes tienen ventaja en cuanto a la sucesión. Bueno, lo primero que está claro es quién no debe ser el abanderado (Monreal) y después, quién está entre los mejor posicionados: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y sí, se les coló Adán Augusto López. Ahora bien, el propio presidente ha señalado reiteradamente que el mecanismo para elegir al abanderado será por la vía de la encuesta y si se ve este método desde la pluralidad de los grupos que conforman a MORENA, sería la opción más viable que dejaría con cierto margen de tranquilidad a los contendientes. Salvo el caso de Monreal, para él es el pretexto de la huida y desde hace tiempo es harina de otro costal.

Pero aquí hay un problema: afines a cada uno de los presidenciables morenistas comienzan a cometer un error muy propio de la izquierda: adelantarse a los procesos para posicionar al líder sin el menor tacto político y soslayando en el hecho de que los aspirantes mejor posicionados, actualmente ostentan cargos de suma importancia: una jefa de gobierno, un canciller y ni más ni menos que un secretario de gobernación. Por esa razón, poco se entiende que los autores de esas iniciativas (quizá sin el conocimiento del aspirante) se adelanten, pues ninguno de estos tres personajes, al menos en este momento, tiene necesidad de arrancar antes del banderazo.

Cada uno se ha posicionado en la preferencia de los militantes y de buena parte de la opinión pública por su desempeño y no precisamente por mantenerse en campaña permanente por la sucesión presidencial. Por cierto, de los tres personajes que menciono en estas líneas, he de señalar, en honor a la verdad, que los tres tienen una cualidad indiscutible que es la lealtad hacía el presidente, pero más al proyecto que concibe como cuarta transformación. Por esa misma razón y dejando en clara mi sabida por todos afinidad con la Jefa de Gobierno, no parece en nada prudente que sus seguidores opten por comenzar una campaña de esa naturaleza que puede a la larga convertirse en un desgaste, sobre todo cuando es la CDMX donde más se torna crítica la opinión del electorado y peor tantito, cuando los capitalinos vienen de un proceso que derivó en la pérdida de muchas alcaldías. Ojalá alguien les recuerde que no por mucho madrugar, amanece más temprano.

Para acabarla de amolar

Muchos liderazgos de MORENA en la CDMX a los que les cuesta trabajo erradicar los vicios adquiridos del difunto PRD y que no entendieron el mensaje transmitido por los chilangos en las urnas en esta última elección, andan por algunos estados de la república en pleno turismo electoral. No organizan asambleas, construyen comités, bases de apoyo, redes de participación, etc. A veces pareciera que todo se reduce a tomarse una foto con los candidatos para hacerse notar pregonando el cuento de ser los operadores de “x” o “y” presidenciable. Ni modo, ese mal congénito que traemos de Fidel Velázquez, “el que se mueve no sale en la foto”, está muy lejos de erradicarse. Sería bueno que se empiece por revisar cómo está MORENA en la capital del país, porque se vienen dos elecciones de trascendencia antes de la presidencial, pero… ¿Y cómo andan en la capital?

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