Enrique Krauze o el Mesías del conservadurismo

Opinión de Sergio Macías

Esta historia comienza con un palíndromo: 

A ti mierda, pus. A León K no: él a su padre imita

2

Enrique Krauze sí que se cree un dios. No por nada el presidente le reviró el apelativo al llamarlo el Mesías del conservadurismo. Su gestualidad y su mirada tratan de ser afables, pero de ninguna manera lo son. Hay algo en él detestable, oscuro (y no se trata solo de su agreste pensamiento de derecha). Su engolada voz de barítono suena falsa; la ha de forzar para que siempre salga del diafragma. Lo malo no es el engaño de su voz, sino lo que de ella ha emanado desde hace años: un río de mentiras, un torrente de falsedades, una tormenta de hipocresías. Como el execrable Francisco Martín Moreno, Enrique Krauze es, de hecho, un historiador para sí mismo.

Usted condena a López Obrador, pero pide que comprendamos a Porfirio Díaz. ¿Es en serio?

La democracia es la única vía de salvar a la democracia. Y hay que defenderla siempre. 

A Porfirio Díaz se le ha llamado dictador, pero él impulsó el progreso en una nación envuelta en el caos; al presidente actual le asusta lo que huela a progreso y todo lo convierte en caos: por eso está en contra de las energías limpias, del TMEC, de la inversión extranjera y de organismos valiosos como el Instituto Nacional Electoral. López Obrador persigue a los críticos y opositores de su gobierno, sean periodistas, científicos o intelectuales. Y yo –como el intelectual, escritor, empresario, editor e historiador de pensamiento liberal que soy– he sido perseguido por él…

¿Al hecho de que le haya quitado sus privilegios le llama persecución?

¿Cuáles privilegios? –responde preguntando, molesto, nuestro entrevistado.

No entro en la confrontación. No pelearé con el “gran señor” que se afana de ser el líder moral de los intelectuales orgánicos, pero hay constancia de que, con sus “negocios”, el autor de La presidencia imperial recibió de gobiernos priistas y panistas 162 millones de pesos entre 2002 y 2016, además de otros “apoyos” de empresarios. Todos sabemos que en el periodo neoliberal el gobierno federal y los estatales le compraban miles de revistas Letras Libres (de escrúpulos), además de que le pagaban millones de pesos por supuestos estudios o audiovisuales.

En un artículo del Reforma usted dijo que se habían registrado más asesinatos con Gustavo Díaz Ordaz que con Porfirio Díaz. ¿Por qué razón no consideró el exterminio de etnias, como la de los yaquis?

Son calumnias. El único dictador que merece mi crítica es el presidente actual.

Antes de las elecciones de 2006 advertía usted que si López Obrador ganaba la presidencia, el país perdería dos generaciones. ¿Sostiene esa idea?

Claro que sí. Han comenzado a perderse. Vea lo que dice la opinión internacional, los periódicos nacionales… todos encienden focos rojos de lo que ocurre en México.

¿Qué ocurre? Ilumíneme.

La tragedia de la salud es enorme. Hay muchísimos muertos que pudieron evitarse.

¿En quince días, como decían los exsecretarios de salud?

Quizá no, pero si el gobierno no hubiera desmantelado a las instituciones de salud antes de la pandemia, otra hubiera sido la historia.

Yo tengo otros datos, pues el desmantelamiento vino durante el periodo neoliberal. AMLO, al contrario, echó a andar hospitales que estaban a medio terminar. Hay reconocimiento internacional por ello.

Bueno. Desmanteló a las instituciones, dejó al país sin seguridad, provocó el desastre económico.

¿No ve que el problema de la inflación es mundial?

Entonces, quiere destruir el INE, al Instituto de la Transparencia, a la Suprema Corte de Justicia. Todas las instituciones están amenazadas.

¿Amenazadas como usted?

[…]

Ha dicho que “los pueblos necesitan equivocarse, que la democracia tiene que pasar por la amenaza de la dictadura o por el caos del populismo para aprender” y se pregunta: “¿Por qué no aprendemos de la historia?”. Yo le pregunto: ¿A cuál historia se refiere? ¿A la suya o a la de millones de mexicanos? Por otra parte, ¿no cree que el pueblo ya está lo suficientemente maduro para decidir?

Si bien México se volvió una democracia en el 2000 (sic), los votantes aún están aprendiendo qué significa tener en el horizonte un poder autocrático. Ya lo estamos viviendo y creo que la percepción en favor de López Obrador ha ido cambiando (otro sic). Tenemos una responsabilidad los intelectuales y los escritores para que acabe esta tragedia nacional.

3

De los creadores de AMLO es Echeverría; AMLO recibió apoyo de Rusia para las elecciones; AMLO es el peor presidente imperial; AMLO no es un demócrata; AMLO polariza cada mañana en Palacio Nacional; AMLO acosa y persigue a periodistas, escritores, académicos y medios críticos; AMLO destruye a las instituciones y a la administración pública; AMLO es el Anticristo… llega a sus hogares El mesías tropical, bajo la dirección del distorsionador Enrique Krauze, con panfleto de Héctor Aguilar Camín y Enrique Serna, con Guillermo Sheridan como director de plagios y basada en un pasquín de Gabriel Zaid…

***

En algo se parecen usted y Gilberto Lozano, el líder de las casas de campaña voladoras. Ambos le pidieron al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, intervenir para “contener el declive democrático de México”.

Soy libre de expresar mi ideología.

¿Qué nos puede decir de la Operación Berlín, aquel plan suyo para alentar noticias falsas y contenidos “intelectuales” en contra de la candidatura de López Obrador, financiado por empresarios como su amigo Agustín Coppel?

Me he reservado el derecho de actuar legalmente contra mis balconeadores, que diga: difamadores.

¿Usted, como Enrique Alfaro, se defiende con gallardía del “populista mesiánico”?

Me defiendo del poder autócrata que no hace sino polarizar.

¿Y afectar su patrimonio?

Por fortuna, todavía quedan, aunque pocos, gobernadores como Enrique Alfaro que permiten que se cumpla el sentido profundo de la literatura y la libertad, es decir, la democracia.

***

¿Mochándose con dinero público? Esa pregunta solo la pienso, porque ya el rostro del “gallardo” director de Letras Libres (de escrúpulos) está más desencajado y lóbrego que su espeluznante, aunque mustio, carácter.

Abur. 

Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.

Salir de la versión móvil