Desde la condena de Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2019, Estados Unidos ha sentenciado a cadena perpetua a 210 mexicanos ligados al crimen organizado, incluyendo a Rubén Oseguera “El Menchito”. Entre los delitos destacan narcotráfico, tráfico de armas y trata de personas.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) reporta que más de 50 connacionales están en riesgo de recibir esta pena, entre ellos 29 líderes del narcotráfico entregados por el gobierno de Claudia Sheinbaum en febrero pasado. Para 26 de ellos, el Departamento de Justicia ha solicitado cadena perpetua, incluidos los hermanos Treviño Morales, exlíderes de Los Zetas.
También está en juego la sentencia de Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara, preso en Nueva York, quien podría enfrentar la pena de muerte por el asesinato del agente Enrique “Kiki” Camarena en 1985.

Expertos destacan que para los narcotraficantes, pasar la vida en prisiones estadounidenses representa un castigo severo, en contraste con las “microciudades” que controlan en cárceles mexicanas. El confinamiento solitario, limitado acceso a comunicaciones y estricta vigilancia generan condiciones extremas que afectan su salud mental.
Entre los sentenciados a cadena perpetua hay 15 mujeres vinculadas al tráfico de drogas y personas. Juan García Abrego, jefe del Cártel del Golfo, fue uno de los primeros mexicanos en recibir esta pena, con 11 cadenas perpetuas consecutivas y multas millonarias.
Los casos más recientes son los de Héctor Apodaca Álvarez y Mark Roque Bustamante, condenados por traficar fentanilo, metanfetamina y cocaína. Ambos, junto a “El Menchito”, cumplen su sentencia en prisiones de alta seguridad en Estados Unidos, al igual que “El Chapo” Guzmán.
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