El magnate Elon Musk y su empresa SpaceX invirtieron más de 25 millones de dólares en donaciones, regalos, viajes y cabildeo político con el objetivo de obtener los permisos necesarios para establecer su base aeroespacial Starbase en Boca Chica, Texas, junto al Río Bravo y la frontera con Tamaulipas.
De acuerdo con información recopilada por Milenio, investigadoras de la Universidad de Texas Rio Grande Valley y George Mason University documentaron que estas prebendas facilitaron la instalación de SpaceX en un santuario natural, mediante alianzas con legisladores locales y federales que impulsaron leyes favorables, exenciones fiscales y permisos ambientales exprés.

El proyecto ha transformado el sur de Texas, puesto que, por un lado, ha beneficiado a la empresa con infraestructura de punta, mientras que, por el otro, impacta la biodiversidad local y genera tensiones en la comunidad de Boca Chica. La zona alberga especies protegidas y ecosistemas frágiles, como la Laguna Madre Inferior, hogar del ocelote, tortugas marinas y aves migratorias.
El estudio destaca cómo lobbying millonario y redes políticas permitieron a Musk consolidar la Starbase como epicentro de vuelos de prueba del Starship, lo que ha proyectado a SpaceX en la vanguardia de la industria aeroespacial, pero también evidenciando la influencia del poder económico sobre la política ambiental local.
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