No hay otra forma de describir la vergonzosa pelea entre Alito Moreno y Fernández Noroña cuyo espectáculo brindado el día de ayer, no hace más que degradar tanto la práctica política como a la propia cámara alta. Resulta por demás absurdo que en un país con retos urgentes en varios rubros, personajes como este par reduzcan el escenario político a peleas sin sentido y sin causa justificable, ambos deben ser sancionados por su conducta, uno por discurso incendiario a veces carente de contenido y el otro por la altanería que lo caracteriza, misma que no es otra cosa que una pose para tapar el largo signo de corrupción que lo acompaña de toda la vida.
Si bien un enfrentamiento como éste no se entendería en otro espacio que no sea una cantina, lo paradójico es que se presente precisamente en un escenario cuya naturaleza exige la exposición de razones, la argumentación y el debate serio para la construcción del bien común; hoy el senado se convierte en un espacio deplorable en el que se ridiculiza el quehacer político gracias a personajes como los aquí mencionados que cómo se parecen a Lily Téllez. Por estos personajes, a los que insisto, se debe sancionar, les parece más redituable el enfrascamiento en un duelo de insultos, gesticulaciones burdas y actitudes que no sólo empobrecen el ya de por sí reducido debate político, sino que además transmiten un mensaje claro a la ciudadanía muy claro: ni uno ni otro están a la altura de las responsabilidades como servidores públicos, como representantes populares, todo lo contario, su actitud que bordea la vulgaridad, nos hace pensar que la máxima tribuna de la nación, está plagada de sujetos parásitos que llegan a partir del ya deplorable sistema de partidos. Imagínense, ¿y así Noroña pretende ser presidenciable? ¡Ni Dios lo permita!
En fin, este circo que rebasa toda razón, es el claro reflejo de una clase política desconectada de la realidad, especialmente porque no se trata de un hecho aislado, forma parte de esa tendencia de la presente legislatura de optar por el espectáculo y la confrontación estéril por encima de elevar la discusión pública; Lily Téllez, Alito Moreno y el propio Noroña (viejo conocido en la arena del grito pelado) hoy se preocupan más por alimentar el ego como si el atraer reflectores a partir de espectáculos bochornosos le fuera de utilidad a las verdaderas necesidades del país.
Pero más allá de eso, lo verdaderamente preocupante no radica en quien tiene la razón, mucho menos en quien sale ganando de esta show ya mediático y tendencia en redes sociales, lo preocupante es que sus acciones los dejan en ridículo de la misma magnitud con la que atentan contra la de por sí frágil confianza que tiene la ciudadanía hacia la clase política, especialmente hacia con los legisladores. Quien pierde es precisamente esa ciudadanía que no está dispuesta a asumirse de un lado o de otro en la oferta política actual que representan los partidos pues con este show denigrante, el ciudadano consciente y bien informado puede que opte por la abstención en los comicios que por interesarse en los proyectos partidistas.
En fin, vaya caricatura de la política mexicana: gritos, ataques, jaloneos, mentadas de madre, todo junto en un senado que hoy se parece más a un foro de espectáculos baratos que al espacio serio que debe dar forma al futuro de la nación. Ojalá por decencia, ambos dejen sus escaños y ofrezcan disculpas públicas pues ninguno de los dos, sean del partido o movimiento al que pertenezcan, son dignos de llamarse representantes populares.
- Luis Tovar
Secretario General de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente.

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