Después de las declaraciones incendiarias de Trump respecto a Groenlandia, el Canal de Panamá, Canadá y el Golfo de México; el mundo se prepara para su segundo mandato, que contrario a lo que muchos creen, representa el mismo proyecto político imperialista de Estados Unidos a pesar de lo grotesco y poco diplomático de su discurso: pro-Israel, pro guerra, pro OTAN, pro sanciones a Cuba, Venezuela, Irán, etc; neoliberal, anti inmigrante y anti unión; pero hacia el futuro, hay otros planes expansionistas y balcanizadores que afectan a México.
Divide y vencerás es la máxima de la estrategia militar en el arte de la guerra de Tzun Tzu, y el imperio anglosajón lo ha usado históricamente para impedir, mediante golpes de estado y desestabilización política, que Latinoamérica se una en una sola para ser una región competitiva, que se logre una unión africana (proyecto que lideraba Gadafi y por el cual fue asesinado), que Oriente Medio siempre esté en conflicto teniendo como protagonista a su base de guerra y portaaviones llamado Israel, que China tenga soberanía sobre Taiwán (por lo cual se vislumbra ya la siguiente guerra proxy), y, probablemente, su mayor éxito es haber ganado la guerra fría contra la ex URSS, que implicó, entre otras cosas, la disolución y balcanización de la misma.
En un contexto más nacional, a México ya lo han ultrajado antes, cuando se apoderaron de más de la mitad de nuestro territorio nacional en el que están grandes reservas de oro, minerales y, si juntáramos la cantidad de petróleo del viejo Cantarell, el Golfo de México y los territorios usurpados a los que Sheinbaum le llamó la América Mexicana aludiendo a un mapa del siglo XVI, estaríamos hablando de la reserva petrolífera más grande del mundo, por encima de Venezuela, Rusia y Arabia Saudita. Pero los planes que tienen para México no acaban con el Golfo de México. Estados Unidos se plantea, no abiertamente pero sí en su proyecto expansionista, balcanizarnos para controlar y ampliar su zona de seguridad, y ya hay tontos útiles (y financiados) que se prestan para ello.
Similar al protectorado que mantiene pobre y miserable a Puerto Rico, Estados Unidos pretende administrar los pedazos de un posible México fracturado, y lo haría para beneficio exclusivo de su clase trabajadora al norte de río Bravo, jamás para el sur.
Por un lado, quiere control total de las reservas de Petróleo del Golfo de México, que, por cierto, se comparten con Cuba. Hacia el norte, le interesa controlar las reservas de Litio y las grandes manufactureras que hay en esa zona plenamente industrial, y al mismo tiempo, les interesaría que sirvieran de muro de contención para la migración, algo así como una primera barrera que diluya y desmotive a las caravanas provenientes del sur. Estados Unidos estaría encantado de que los recursos acuíferos del sur mexicano sirvan de reserva para tiempos de escasez en su territorio, y lo mismo aplicaría para Centroamérica, que al fin y al cabo representan otro cúmulo de recursos naturales a explotar con mano de obra semi esclavizada incluida para, finalmente, hacerse de facto con el Canal de Panamá.
Dada la poca validez y credibilidad de las instituciones internacionales y sin un sistema de gobernanza global que ponga algún límite a las grandes potencias, Estados Unidos, si quisiera (y quiere), podría invadir México de la misma manera descarada y violenta que Israel lo hace con Palestina en la franja de Gaza (o un apartheid de facto en Cisjordania), y nadie en el mundo haría nada por nosotros, solo habría un realineamiento de fuerzas, como históricamente ha habido. Todos voltearían hacia otro lado y el imperio, en nombre de la seguridad, el narcotráfico, la democracia o la chorrada que se les ocurra, justificaría tal atrocidad. Al día siguiente, todos los medios hegemónicos, de forma alineada y en coro, estarían blanqueando y validando los actos de quienes los financian y amedrentan al mismo tiempo.
Vende patrias como el cómico involuntario Gilberto Lozano (sin ninguna relevancia política, afortunadamente) y panistas excitados con la idea de una invasión suave (o incluso con una violación grave a nuestra soberanía nacional) fomentan esta idea, que ojalá no prospere porque, por más unión que haya en México, cuando Estados Unidos lo decida, pasaremos a mejor historia como mexicanos.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios