El Zócalo luce abarrotado desde las primeras horas del nuevo octubre. La enorme bandera de México ondea desafiante en el corazón de la Patria. Los cielos están abiertos, la lluvia declaró treguas, los nubarrones se hicieron chiquitos y lejanos. En la máxima tribuna del país un gigante de la historia se despide con la satisfacción imborrable de la misión cumplida. Entró por la puerta grande de su amor al pueblo y se va por la puerta más grande del amor del pueblo en 2024. Legitimidad y legalidad de un sexenio que paradójicamente no duró los seis años que se cumplían el 1° de diciembre. En menos tiempo AMLO hizo mucho más que los últimos presidentes, y jamás rondó en su espíritu el perpetrarse en el poder, como falsariamente anunciaron en 2018 y cada día del mandato los iracundos opositores y agoreros del odio.
Una mujer por primera vez recibe la banda presidencial y brinda un mensaje certero, valiente, profundo, con pasajes de alegría y cierta ironía dedicada al delirio opositor, pero sin ceder un ápice de sus principios, porque este mensaje representa que las mujeres han llegado al poder. La emotividad se intensifica: las mujeres en el centro de la vida nacional para saldar con toda justicia una deuda histórica. “Las que lucharon por su sueño y lo lograron. Las que lucharon y no lo lograron” retumba en el Palacio legislativo de San Lázaro.
El impecable vestido blanco de la Presidenta de México también es un mensaje, evoca la paz, la esperanza y la institucionalidad. Es la Presidenta de todos los mexicanos y marca desde sus primeras frases la ruta del cambio desde la continuidad. Gobernará para todos, pues bienestar significa derechos sociales universales.
Somos demócratas y reformistas, pero en la Cámara de Diputados la Presidenta reitera un claro deslinde con la guerra absurda y cínica de Felipe Calderón y con el autoritarismo de la reforma judicial de Ernesto Zedillo. Ante la típica guerra sucia que caracterizó el quehacer de la derecha en la primera etapa de la Transformación, la Doctora refiere un mensaje puntual: “Respetaremos y garantizaremos la diversidad religiosa, política, social, cultural y sexual de nuestra sociedad. Cualquiera que diga que habrá autoritarismo, está mintiendo.”
La rumorología tramposa de los levantacejas del viejo régimen se ha topado con la realidad del gobierno más exitoso de los últimos tiempos, que el pueblo despide con un 80% de aprobación. Son finas las palabras de nuestra Presidenta para despejar la infodemia: “Lo digo con toda claridad. Tengan la certeza que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras en nuestro país”.
En la televisión en el camino a Palacio Nacional una niña se acerca al automóvil de la presidenta y le da un beso. A 69 años que las mujeres pueden ejercer el voto en México, antes que, en Estados Unidos y Canadá, aquí están presentes las contribuciones de Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Dolores Jiménez y Muro, Hermila Galindo, Benita Galeana, Rosario Ibarra de Piedra, y muchas héroes anónimas, silenciosas, dignas, hoy una mujer dirigirá los destinos de una potencia mundial.
Los contingentes provenientes de todas las partes del país y de la Ciudad de México se expresan rebosantes en la Plaza de la Constitución, la incredulidad de no volver a escuchar y ver a AMLO dirigiendo la arenga comienza a asimilarse, de la nostalgia y la melancolía se da paso a la esperanza fundada; pero esta tarde del 1° de octubre se recupera el alivio y la serenidad, se reafirma y documenta el optimismo, después de escuchar sus palabras en la sede del Poder Legislativo, y conocer sus primeros 100 compromisos con el pueblo de México, no hay duda, todo sentimiento se disipa para dar camino a una alegría insuperable: la Presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo es la más digna, verdadera, congruente y visionaria representante de nuestro movimiento, estamos en las mejores manos. Lo dice el rumor de sonrisas y comentarios que se irradia al escuchar sus compromisos y convicciones.
Ya es miércoles 2 de octubre, a las 7 de la mañana con algunos minutos aparece la Presidenta en lo que serán las Mañaneras del Pueblo; en el nuevo octubre de Claudia no habrá olvido, el primer capítulo de esta nueva era está destinado con justeza a recordar a los estudiantes caídos en manos del PRI- gobierno el 2 de octubre de 1968; esto mueve y conmueve, la izquierda en el poder público empleará la memoria como arma contra el poder corrompido. “Nunca más”. Y se anuncia también la presencia potente de la historia como hilo conductor de los nuevos episodios de comunicación circular. Vuelve a amanecer y el otoño de las lunas de octubre es luminoso para México.
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