El gobierno de Donald Trump ha desplegado tropas y agentes federales en varias ciudades de EUA, acompañando sus operativos con una intensa campaña mediática que presenta al país bajo asedio. Mientras tanto, crece la resistencia social y las consecuencias económicas de sus políticas se extienden incluso entre sus propios simpatizantes.
La presencia de tropas armadas y agentes federales en calles de Washington, Nueva York, Chicago y Portland, difundida por noticieros conservadores y redes sociales oficiales, forma parte de un espectáculo cuidadosamente coreografiado por el gobierno de Donald Trump. Las imágenes muestran a soldados en vehículos artillados y detenciones violentas de civiles, en una narrativa que pretende justificar una supuesta guerra interna contra “enemigos radicales” y “traidores”. Sin embargo, medios locales y reporteros han revelado que los disturbios son mínimos y que los operativos están siendo exagerados o fabricados para la cámara, con fines propagandísticos.
En ciudades como Chicago, helicópteros Blackhawk descendieron sobre edificios residenciales durante redadas del Departamento de Seguridad Interna, mientras agentes armados irrumpían en hogares a medianoche. Familias enteras fueron detenidas en pijama o desnudas, sólo para ser liberadas horas después. Todo fue registrado en video para “mostrar la realidad” en los canales oficiales de la Patrulla Fronteriza. Trump y su equipo buscan consolidar su dominio en la esfera mediática y proyectar fuerza política y militar, aun cuando el país se mantiene en paz.
La narrativa de “orden y seguridad” contrasta con las protestas masivas contra el ICE en todo el país. Desde Portland hasta Atlanta, miles de ciudadanos marchan bajo consignas como “No a Trump, no a las tropas”, mientras artistas como Chance The Rapper utilizan sus escenarios para repudiar la represión. El próximo sábado se espera otra jornada nacional de movilización bajo el lema “Día sin Reyes”, que podría repetir el alcance de la protesta del 14 de junio, considerada la mayor en un solo día en la historia reciente del país.
Mientras tanto, las políticas antimigrantes y los aranceles empiezan a erosionar la estabilidad económica. La reducción del trabajo indocumentado ha puesto en riesgo la producción de alimentos y disparado los precios básicos hasta 50% en seis meses, según datos del propio Departamento del Trabajo. Al mismo tiempo, el sector agrícola exige auxilio financiero ante la pérdida de mercados internacionales. Pese a ello, la maquinaria mediática de Trump insiste en mostrar un país fortalecido, aunque los efectos reales de sus decisiones comienzan a golpear incluso a sus propios votantes.
Con información de Jim Cason y David Brooks para La Jornada

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