Amanece un lunes 3 de junio con mucha calma después de una jornada electoral intensa; el peso frente al dólar se mantiene fortalecido, los mercados caminan en un clima de estabilidad, los conatos de violencia no escalaron a mayores como sugería el bloque opositor. Despierta una inmensa mayoría del electorado con la satisfacción de haber depositado su voto a favor de la continuidad del proyecto encabezado por López Obrador, y sí: Sheinbaum se convierte en la primer mujer presidenta de este país dando declaraciones y otorgando entrevistas por todos lados a medios locales e internacionales. Llegan por uno y otro lado las felicitaciones de mandatarios de toda el orbe.
En frente, la voz de los vencidos en la jornada trata de hacerse escuchar en cualquier medio que les abra espacio, aunque para este día, pocos minutos les son otorgados porque la nota principal es el triunfo de la morenista; así que no queda más remedio para los mandamases del bloque opositor que recurrir a los tribunales, aunque ese camino, poco o nada servirá en contra de un resultado tan abrumador. También comienzan las cúpulas a orquestar algunas acciones, quizá una movilización, algún tipo de mitin, algo que les permita mantener vigencia aunque pasada la efervescencia electoral, los hace saber de sobra que poca convocatoria alcanzarían a tener; sin más qué hacer, comenzará el conflicto entre partidos opositores para repartirse lo poco alcanzado, curules, presidencias municipales y una que otra gubernatura serán desde este día el nuevo foco del conflicto. De las bases ya ni hablemos, estás seguirán siendo ignoradas como cada vez que acaba una contienda. En el otro frente, Sheinbaun comienza a esbozar lo que será su gobierno y cómo conformar un gabinete que desde el principio equilibre el actuar del gobierno a partir de la valoración objetiva sobre las áreas a mejorar, los errores a erradicar y las políticas públicas que habrán de profundizarse.
Es 3 de junio ya y la etapa post electoral irá generando un margen noticioso bastante amplio y todo se circunscribe a la nueva presidenta. Comenzará una era distinta de grandes desafíos que exigirán a Claudia Sheinbaum temple para ir ordenando al movimiento desde el interior. Sin embargo, éste se irá acercando al cenit sin que exista una sola posibilidad de detener los aires de cambio que llegaron en 2018 para permanecer durante mucho tiempo.
Es 3 de junio y las voces que gritaban a los cuatro vientos en contra de Sheinbaum comenzarán a guardar silencio, quizá por prudencia o por cálculo político, o quizá porque se saben incapaces de argumentar con seriedad sobre la enorme diferencia entre el proyecto que ganó y que supo salir airoso pasando por encima de las calumnias y difamaciones. Aquí los que más resienten la derrota desde este 3 de junio son los colectivos que no hallaron forma de reinventarse cuando se demostró que el modelo imperante de organización gremial se había agotado; ya sin base muchos de ellos, irán siendo abandonados por aquellos que les ofrecieron revivir los años de bonanza.
El júbilo de este 3 de junio no comenzó ayer, sino desde el miércoles pasado donde cientos de miles de personas abarrotaron el zócalo capitalino para pasar lista y declararse listos para la contienda y respaldar a Claudia Sheinbaum. Desde ese día no quedó lugar a dudas de que no basta inundar la plaza principal de los mexicanos con gente, hay que inundarla de propuestas, de ideas, de verdadera orientación ideológica que es al final lo que otorga el triunfo a Sheinbaum.
Es 3 de junio y todo indica que se acaba con una élite poderosamente económica que sucumbió ante el clamor popular, ese clamor avivado por la memoria de nuestros compañeros que iniciaron desde hace años en la izquierda, el de los estudiantes, de los obreros, de los campesinos, de los muertos durante el salinismo, de los muertos por la guerra contra el narco, del “comes y te vas”, el de la lucha indígena, el de la diversidad, el clamor de todas y todos que desde uno u otro rincón gritamos un ¡YA BASTA!.
¡Viva Claudia Sheinbaum!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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