El año de Felipe Carrillo Puerto

Este 3 de enero de 2024 se conmemora el centenario del fusilamiento del gobernador socialista de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto, a manos de los partidarios de la rebelión promovida por el general Adolfo de la Huerta en contra de presidente Álvaro Obregón. En toda la península yucateca su memoria fue preservada como uno de los escasos gobernantes que se colocó de lado de las mayorías pobres y humilladas, oponiéndose a los intereses oligárquicos que durante siglos han explotado y hasta esclavizado al pueblo maya. Por ello el pueblo lo recuerda con honor y sentimientos de esperanza.

Este 2024, la figura de Felipe Carrillo Puerto adquiere una dimensión nacional al ser homenajeado merecidamente por el Gobierno de México, recuperando su trayectoria de ferviente revolucionario, precursor del socialismo mexicano y defensor del pueblo oprimido, de la misma manera que se hizo con la figura del general Felipe Ángeles, el militar porfirista que supo ponerse del lado de las causas democráticas y de justicia social que enarbolaron los revolucionarios Francisco I. Madero y Francisco Villa. 

Homenajes justos porque en el caso de ambos revolucionarios de nombre Felipe, son personajes pocos conocidos por la mayoría de los mexicanos, y hasta han sido relegados por la propia historiografía de los tiempos del viejo régimen, siendo objeto más de anécdotas, que, de una justa valoración sobre su influencia política y social en el contexto de tiempo, pero, sobre todo acreedores a un necesario reconocimiento sobre su legado en el presente. 

En el caso de Carrillo Puerto, su trayectoria política corrió en paralelo con las disputas del siglo XIX que tuvieron como escenario a la Península de Yucatán. Felipe nació en los tiempos, en que una gran cantidad de comunidades mayas seguían en abierta rebelión, como extensión de la llamada Guerra de Castas que estalló en el lejano año de 1847. 

El oriente y el sur de la península fueron por décadas territorios insurrectos donde los militares porfiristas organizaron sucesivas incursiones en represalia de los mayas cruzoob que llegarían a fundar su capital militar y religiosa en Chan Santa Cruz. En cambio, el norte y poniente de Yucatán fue el área donde los herederos de la vieja oligarquía colonial, con apoyo de inversionistas extranjeros, desarrollaron la prospera industrialización del henequén que atendió por más de medio siglo a la industria naviera mundial.    

Ese es el origen de la llamada “Casta Divina” conformada por los viejos hacendados que durante el porfiriato recibieron todo el apoyo oficial para hacer prosperar esta industria privada, por medio del trabajo esclavo de los propios mayas insurrectos, más la abierta explotación del resto de la población yucateca. Este, es precisamente el drama que John Kenneth Turner retrató en su célebre reportaje México Bárbaro, donde en su calidad de extranjero, logró convivir con esa plutocracia nativa favorecida y defendida por el régimen de Porfirio Díaz. 

Pero para los habitantes de la península de Yucatán, no era excepcional aprender desde niños la lengua maya siendo inmensamente mayoritaria la población originaria desde tiempos de la colonización española. En el seno de una familia de comerciantes de Motul como fueron los Carrillo Puerto, no fue extraño que, por medio del periodismo o la literatura, surgieron las reivindicaciones sociales y políticas que hicieron a Felipe y a su hermana Elvia, participar en tiempos de anti reeleccionismo, en las campañas políticas por la gubernatura yucateca, y cuando el fraude se volvió a consumar, sumarse al Plan de Dzelkoop, que pretendió derrocar al personero de la oligarquía yucateca Olegario Molina.

Las consecuencias de su militancia política llevaron a Carillo Puerto a prisión, para después salir exiliado de Yucatán, tomando partido por diferentes facciones, hasta que en 1914 se integró a las fuerzas del Ejercito Libertador del Sur, primero como coronel de caballería donde obtuvo experiencia militar y más parte, se formó como agrarista en la Comisión Agraria del distrito de Cuautla de los propios zapatistas. Con la presidencia de Venustiano Carranza, quien nombró a Salvador Alvarado gobernador de Yucatán, más la promulgación de la Constitución de 1917, todas las inquietudes políticas de Felipe Carrillo Puerto se sintetizaron en su propio ideario socialista, y su abierto apoyo a las medidas de justicia social que implanta Alvarado en contra de los intereses de la propia “Casta”, y que el gobernador caracterizó como “reaccionaria, privilegiada y esclavista”.

Este es el momento donde la huella de Carrillo Puerto comenzó a trazarse en Yucatán con la fundación del Partido Socialista Obrero de Yucatán, al visitar el nuevo territorio de Quintana Roo para asesorar a los productores chicleros en contra de los intermediarios, hasta que fue elegido diputado y apoyó al primer gobernador del partido socialista. Pero sus ideas y posturas a favor de Obregón lo hicieron volver al exilio, hasta que el triunfo del Plan de Agua Prieta en contra de Carranza le permitió volverse candidato y ganar la gubernatura yucateca que ocupó en febrero de 1922.

En menos de 2 años con sus acciones de gobierno en favor de los más pobres, Felipe Carrillo Puerto marcó su legado como protector de los mayas, promoviendo medidas de elemental justicia social que minaron la autoridad de la antigua oligarquía criolla y actos simbólicos que desacralizaron la autoridad despótica de la iglesia católica., como los llamados “lunes culturales”. Porque si bien, su detención y fusilamiento se dieron en el marco de una nueva asonada como fue la rebelión delahuertista en contra de Obregón; es innegable que los promotores de su muerte fueron los propios integrantes de esa “Casta Divina” a la que afectaron las medidas revolucionarias como el reparto agrario y la prohibición de la esclavitud por deudas.

Reivindicar la figura de los Carrillo Puerto, tanto Elvia como su hermano Felipe, no solo debería depender de su indiscutible lugar como precursores de muchas de las luchas y derechos, que hoy son parte del patrimonio cívico y político de todas las mexicanas y mexicanos. Su legado también están en la forma militante que desde jóvenes dieron a su vida, orientada siempre por la búsqueda del bien común, de las causas que los rebasaron como individuos. 

En estos momentos de transformación cultural, en que el ejercicio del gobierno tiene que dejar de concebirse como la oportunidad de servirse a uno mismo y a los allegados; la actividad política en la vida de Felipe Carrillo Puerto siempre fue guiada por el sacrificio a favor de los humillados y la construcción del ideal de una sociedad igualitaria y solidaria con los necesitados. 

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