Domesticar a los locos bajitos

Opinión de Diana Espejel

El pasado viernes 21 de octubre, escuché una cantidad impresionante de canciones que han formado parte de mi educación sentimental, diría Gustave Flaubert. Impresionante por varias cosas: la calidad interpretativa y musical de quienes daban vida al acto melódico y el acompañamiento; el sonido de primera que le hacía honor al cantante, la nitidez, el volumen; finalmente el intérprete, cantar durante dos horas sin descanso es una maravilla y fue muy emocionante ver a Serrat motivado, disfrutando de su concierto. Todas las canciones fueron emblemáticas, aunque no he dejado de tener en mi cabeza “Esos locos bajitos”. 

En el recital para televisión Música maestro de 1981, Serrat hace una introducción que engloba la idea central de su canción: “los niños no son más que locos bajitos y tienen la evidencia… son bajitos. Y que están locos, nada más hay que vivir con ellos, nada más hay que sentir cada uno de estos sueños que los adultos con las tijeras raras les va cortando para convertirlos en estas cosas que andan por nuestras calles con pantalones y faldas…” https://www.youtube.com/watch?v=ki6GEcteLao. Es una pieza hermosa, tierna, que nos tendría que hacer pensar en la sociedad que formamos con cada acción, cada palabra, con nuestro ejemplo y la osadía de nuestras decisiones. 

Dice Serrat “por su bien hay que domesticar”, la expresión es fuerte y descriptiva, no por denostar el aire poético de la canción, sino que en muchas ocasiones se mira a la infancia desde la incomprensión, la necesidad de domar sin darles tiempo, sin entender que cada uno lleva un ritmo. En este ciclo escolar, me han solicitado una constancia para justificar que un niño de cinco años seis meses, repitiera tercer grado de preescolar, pues debido a muchas circunstancias sólo había pisado la escuela un par de meses en esos tres años. 

Mi sorpresa fue grande al ver que el requisito de ingreso a educación primaria es de seis años cumplidos al 31 de diciembre del ciclo escolar https://www.aefcm.gob.mx/preinscripciones-gobmx/archivos-2022/preinscripciones_06012022.pdf. Considero un cambio errático por parte de la SEP. Los profesionales que conocen sobre el desarrollo del niño tienen claras las diferencias de edad en términos de habilidades cognitivas, socialización y madurez. Los bebés pasan muchos años concretando su desarrollo fuera del vientre de la madre, no son como otros mamíferos que pueden caminar o correr minutos después del alumbramiento. Los niños de entre tres y seis años siguen terminando de osificar los huesos que aún son cartílago y sí, por eso parecen de goma. Escribir, por ejemplo, es un acto tan complejo que requiere de años de “entrenamiento”, las falanges deben tener ya la suficiente fuerza y destreza para que los trazos dejen de ser temblorosos. 

El proceso de lectoescritura no depende solamente de la memorización de letras o sílabas, requiere también de coordinación ocular, vocabulario, dicción, procesos de imaginación. El preescolar es la etapa más importante para los pequeños, ya que ahí es donde se realizan la mayor cantidad de conexiones neurológicas, las cuales permitirán a la postre, el desarrollo de habilidades cognitivas complejas. El juego es una actividad primordial, éste conformará el desarrollo de habilidades que acompañarán al niño durante toda su vida. Por ello joden tanto con la pelota. 

¡Atención papás! El preescolar es un espacio sólo para jugar. Aunque algunos quieran que lean escriban, sumen y resten, eso sólo entorpecerá su desarrollo. Las actividades cognitivas complejas no tendrían que tocarse hasta después de los seis años, que es un corte de aprendizaje estandarizado, quiere decir que ya son capaces de eso y más. 

Cuando se aplican pruebas neurológicas a los recién nacidos y hasta los dos años, los psicólogos hacen un “corte de caja” donde a ciertas edades cronológicas ya tendrían que haberse desarrollado conexiones nerviosas específicas. Sucede lo mismo con los niveles escolares más avanzados, a menos de que los niños tengan un coeficiente intelectual superior. ¿Qué implicaciones tiene que un niño más chico ingrese a la escuela de forma anticipada? El más interesante diría, es la segregación social que arrastrarán todo el tiempo ya que no tienen los mismos intereses y esa factura la pagará la carencia de un vínculo social con sus “falsos” iguales; hay otros, por supuesto. 

¿Qué habrá originado el cambio en la edad de ingreso a primaria? La única respuesta que puedo dar es la ansiedad de los padres por que sus hijos comiencen la formación de manera anticipada. Las actas de nacimiento apócrifas de Santo Domingo y los conflictos legales que los adultos pusieron en marcha para que sus hijos entraran antes, hicieron efecto. Bien dice Serrat que “nada ni nadie puede impedir que sufran […] que decidan por ellos, que se equivoquen”, pero que la presión social tome decisiones entorpecidas por ellos nos debería de llevar a cuestionarnos lo que le exigimos a nuestra infancia. 

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