DIGNIDAD PORTUARIA

La voluntad del presidente Andrés Manuel López Obrador para enfrentar con determinación las deficiencias en la operatividad del gobierno mexicano, es extraordinaria.  Nuestro país claro que puede estar mejor pero para eso, primero hay que creerlo.  Tener la confianza de que sí se puede y hacerlo.  Colocar a los perfiles más aptos en las áreas adecuadas para que México recupere el rumbo.  Magistralmente, así lo dispone AMLO y soy testigo directo de esto.  Va funcionando la Cuarta Transformación aunque miles destetados de los gobiernos anteriores, griten lo contrario.

El caso específico que me permito hoy celebrar, es el avance tangible para la recuperación de la dignidad que les robaron en 1991 a los trabajadores portuarios de la ciudad de Veracruz, Carlos Salinas de Gortari y Dante Delgado Rannauro mediante el decreto inconstitucional de la Requisa del Puerto y el retiro de las concesiones laborales de los muelles al Sindicatos de Maniobristas, la Unión de Estibadores y la Unión de Checadores de Veracruz.  Ya hay una prueba contundente de que las instrucciones que el presidente giró a diferentes funcionarios para atender el conflicto, se están ejecutando.  Uno de los socios afectados ya recibió su constancia de pensión por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social.  Zoé Robledo Aburto escuchó al presidente y está ejecutando la instrucción.

El neoliberalismo de Salinas de Gortari y su voraz corrupción les robaron a los sindicatos portuarios sus edificios, sus maquinarias para la operación de los muelles, sus cuentas bancarias y lo más importante: sus derechos laborales y todo lo que esto conlleva.  Miles de trabajadores vieron desechadas de un plumazo las jornadas de trabajo que les permitirían acceder a pensiones y atención médica para ellos y sus familias.  Más de 5,000 familias jarochas agredidas por la avaricia de Carlos Salinas y por la indefensión del entonces pusilánime gobernador de Veracruz Dante Delgado.  Afortunadamente, hoy el humanismo mexicano de López Obrador demuestra que las anquilosadas dependencias públicas federales pueden devolverle a quienes injustamente fueron despojados de sus derechos, una vida honrosa.  El presidente quiere y puede.

La noticia de la primera pensión aprobada la recibí antier de parte de mi padre, Alejandro Pulido Cueto, secretario general del Sindicato de Maniobristas y también apoderado legal de la Unión de Estibadores y de la Unión de Checadores de Veracruz.  Escuché al otro lado de la llamada: “Negro, ya salió la primera.  El presidente, Adán, Zoé y Jorge Martínez sí quieren”.  Y es que las palabras son pocas cuando uno quiere celebrar ser tomando en cuenta después de más de 28 años que ningún presidente mexicano se tomó la molestia de revisar las injusticias cometidas contra el pueblo.  Hasta que llegó AMLO.  El empuje de mi padre, su determinación y entrega para sus compañeros de los sindicatos portuarios se encontraron con la voluntad política de Andrés Manuel, Adán Augusto, Zoé Robledo, Jorge Martínez Torres, Jesús Ramírez Cuevas y otros tantos más quienes sí conciben la realidad de un México que se está transformando.

Finalmente lo estoy viendo.  Un México de oportunidades para todos.  No ha sido sencillo y tampoco inmediato pero las cosas están cambiando para bien.  Mejorando.  Confío en que así lo verán el resto de los socios de los sindicatos portuarios veracruzanos.  Y claro, recuperarán sus edificios y sus cuentas bancarias pero por encima de todo, van a recuperar la certeza del bienestar social que por derecho les corresponde al haber dejado sudor y alma en esos benditos muelles cada jornada laboral.  Se las deben y el presidente les cumplirá, porque no hay tesoro más valioso que la dignidad humana.  Bueno, sí, la dignidad portuaria. 

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