El gobierno de Donald Trump intensificó las detenciones de indocumentados en ciudades clave, acusando a los gobiernos demócratas de conspirar para destruir el país. Esta estrategia incluye tácticas de detención que algunos analistas califican de desapariciones.

Operativos de ICE y HSI se realizan con agentes encubiertos, dejando a muchos sin rendición de cuentas. El periodista Jonathan Blitzer destaca que algunos detenidos, sin antecedentes criminales, desaparecen de los registros mientras esperan audiencias de asilo.
David Bier, del Cato Institute, analizó casos de 240 venezolanos detenidos y encontró que al menos 50 llegaron legalmente a EE.UU. Y no violaron leyes migratorias. Esto cuestiona la narrativa oficial de que la mayoría de los indocumentados son criminales.
Trump ordenó el mayor programa de deportación en la historia, enfocándose en ciudades como Los Ángeles y Nueva York. Sin embargo, sus órdenes han confundido a expertos y funcionarios, generando descontento en sectores económicos que dependen de mano de obra migrante.
Mientras tanto, las comunidades migrantes organizan protestas y acciones de defensa ante las redadas. Eventos deportivos se han convertido en plataformas de solidaridad, donde artistas y aficionados expresan apoyo a los indocumentados.
La situación refleja una creciente resistencia a las políticas migratorias de Trump, lo que podría tener repercusiones en su administración y en la percepción pública.

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