Intento definir lo que comprendo sobre los propósitos y métodos de estos dos “grupos” de pensamiento político. Al mismo tiempo quiero diferenciarlos de sus verdaderos contrarios, a quienes veo como más auténticos y rectos.
Los demócratas simulan ser impulsados por la voluntad de la mayoría de los ciudadanos, pero en realidad son dirigidos por los intereses de los grupos de poder económico, a los que se ha dado en denominar grupos fácticos, porque en los hechos son quienes tienen el poder y lo manifiestan a través de la violación impune y permanente de las leyes, especialmente de las leyes laborales.
Algunos de éstos, en el caso de México, son los Presidentes de la República en casi todos los sexenios precedentes al de Carlos Salinas de Gortari, pero especialmente en los de Diaz Ordaz, el asesino de Tlaltelolco, el de Luis Echeverría, el asesino del Cine Cosmos y del Casco de Santo Tomás, además de precursores de la corrupción galopante del Gobierno Mexicano,
En Estados Unidos hay una lista de militares y militaristas que pasa por John F. Kennedy, el del inicio del bloqueo a Cuba y la carencia de derechos de los migrantes; Bill Clinton, con quien se intensificaron las crisis económicas en América Latina propiciadas por su política monetaria y el consumo de drogas dentro de su propio país; Barak Obama y su “persecución” de Osama Bin Laden que recrudeció la violencia en el Medio Oriente y al mismo tiempo fortaleció al régimen sionista de Israel continuando su avance sobre el territorio de Palestina.
Está claro que esos dos ejemplos son presentados de manera simple y poco rigurosa porque el análisis de las presidencias de los dizque demócratas de Estados Unidos es abiertamente similar a la de los del Partido Republicano, del que han venido los peores represores del Pueblo Estadounidense y los que han generado la mayor explotación irracional de los recursos humanos y naturales del continente.
Son ellos los más fervientes seguidores de la doctrina Monroe, que empieza a tener forma y cierto vigor desde James Madison y que en el inicio era solo una frase que pretendía expresar la necesidad de echar de todo el continente a los gobernantes europeos, aunque la idea imperial-republicana ya existía en el ideario de Madison y de su grupo; para ellos la democracia era una forma de tiranía, según Gonzalo Diez Álvarez en su artículo James Madison: the Challenge of History and Human Nature for the Ordinary Politician (El desafío de la historia y la naturaleza humana para el político práctico. UFV 30/11/16).
La “tiranía de las mayorías” que ahora esgrime la derecha mexicana, proviene directamente del ideario fundacional del imperialismo norteamericano, no es un invento de ellos, están convencidos de que las mayorías siempre serán manipulables y que, por tanto, permitir su participación en las decisiones que afectan a todos, siempre será manipulable por líderes con otros intereses. Quizás con intereses tan obscuros y mezquinos como los de ellos mismos. Dicen que “el león cree que todos son de su condición”.
Si hay una contraparte mucho más íntegra y humana, esa que no está centrada ni fincada en la dominación y explotación del ser humano por el ser humano, una en la que la igualdad es principio básico.
El caso de los que se autodenominan “libertarios”, no difiere de la concepción original de los republicanos estadounidenses, desnudada y clarificada por cada presidente de aquel país en cada postura contra el mundo, vaya como ejemplo el permanente desacato del voto contra el bloqueo a Cuba por parte de Estados Unidos, que ahora puede ablandarse con la afiliación cubana al grupo de los BRICS+ y que ya se manifiesta al quitar a la tierra de José Martí de la lista de países promotores del terrorismo, la que debieran encabezar ellos mismos.
El único matiz de diferencia que se aprecia entre demócratas-republicanos y libertarios, es el enfoque que proponen. Para su “ideólogo”, el argentino Milei, hay que darle libertad a todo y para él, eso significa que todo, absolutamente todo, se convierta en mercancía, incluidos los DERECHOS HUMANOS, aunque esto implique condenar a la miseria, a la insalubridad, al hambre y a la ignorancia a todas las familias. Tal como ocurría en el feudalismo, donde solo la aristocracia tenía derechos. La responsabilidad social del estado desaparece y éste se convierte en un facilitador de recursos y riquezas para unos cuantos. Es el neoliberalismo en su más cruda y vil expresión.
Antes mencioné una contraparte mucho más íntegra y humana. Quiero explicar con sencillez y simplicidad el concepto que voy a presentar y que, en muchas formas, está ligado al pensamiento del Humanismo Mexicano, pero que en su esencia es más radical.
En el principio de los 60’s del siglo XX, algunas agrupaciones de trabajadores y trabajadoras se separaron de las centrales sindicales oficiales, convirtiéndose en Sindicatos Independientes, pues ni atendían a los límites impuestos por el PRI-Gobierno, ni a los candados establecidos por las centrales obreras que controlaban a todas las organizaciones de este tipo en el país, léase Congreso del Trabajo y sus aliados CTM, CROM, CROC, etc.
Muchos de estos gremios se unieron y formaron una nueva organización, la Unidad Obrera Independiente, dentro de la que se respetaba con alegría, la autonomía de cada sindicato que la conformaban, lo más interesante era que aquellos sindicatos resultaban ser los que lograban los mejores salarios y prestaciones contractuales del país.
Estas agrupaciones tenían como norma fundamental y origen de su fortaleza, el lema “todo el poder a la asamblea”, así que todas las decisiones eran tomadas por sus Asambleas Generales a partir de la discusión en las áreas de trabajo y en Asambleas Seccionales de cada problemática colectiva que se presentaba, de ese modo se conocían alternativas y podía decidirse con total conciencia el sentido del voto o la discusión en las “Generales”. En los casos de situaciones individuales, la defensa era realizada por el propio Comité Ejecutivo Nacional y los abogados que las agrupaciones contrataban.
La UOI, llegó a presentar emplazamientos a huelga por solidaridad, sin que en ningún caso se tuviera que llegar al estallamiento de la huelga y hasta donde tengo información, ha sido la única organización que lo hizo de manera formal y no desde el discurso de algún dirigente ambicioso.
El concepto que pretendo explicar al resaltar el lema “todo el poder a la asamblea”, es el sentido no demócrata de esta ideología, sino el sentido más serio y responsable de la misma, el sentido DEMOCRÁTICO, que difiere del demócrata, que no es sino el que revela a la democracia burguesa. Lo democrático en esencia, dimana del Pueblo, de la mayoría, que va a determinar el sentido de las decisiones que la afectan directamente y por eso es mucho más puro y recto que cualquier otro. Esa es la razón por la que ser democrático es distinto de ser demócrata.
Demócratas eran Lyndon B. Johnson, Henry Kissinger, Richard Nixon, Luis Echeverría Álvarez, Miguel de la Madrid y demás fauna nociva. DEMOCRÁTICOS eran José Martí, Fidel Castro, Walter Ulbricht, Ricardo Flores Magón, Misael Núñez Acosta y algunos otros, pero no, Francisco I. Madero no.
En algún sentido, Andrés Manuel López Obrador es también un tanto democrático y eso necesita ser Claudia Sheinbaum Pardo. Hay situaciones en el país en las que es preciso actuar como tal, especialmente en el caso de las decisiones relacionadas con el campo, el agua y la seguridad pública. El Pueblo es sabio y puede decidir democráticamente qué y cómo. ¿O qué queremos ser, demócratas al estilo de la democracia burguesa o democráticos, al estilo del Pueblo?
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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