El caso de la muerte de Debanhi Escobar ha cimbrado al país y ha puesto bajo el escrutinio público el actuar de las autoridades de Nuevo León. Los múltiples casos de feminicidios en el Norte del país no son algo nuevo ni ajeno a la población de esa región; desde al menos enero de 1993, se documenta y se da a conocer una ola de asesinatos a mujeres en Ciudad Juárez Chihuahua, y entonces la figura del “feminicidio” en nuestro país se puso en la agenda público. Surgieron colectivos nacionales e internacionales que exigían el esclarecimiento de dichos homicidios, en ese entonces la figura legal con la que se trataban estos lamentables hechos era la figura del “homicidio”.
Fue hasta el 2009 que la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictaminó por primera vez la figura del feminicidio con el caso de Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez en el caso del campo algodonero en Ciudad Juárez, donde junto con ellas, otras 5 mujeres perdieron la vida a manos de un grupo delictivo; y fue hasta el 2012 que se adoptó en el Código Penal Federal de nuestra Constitución la tipificación del delito de Feminicidio.
En Nuevo León tampoco son ajenos a estos delitos de género; en lo que va de este año, 395 mujeres han desaparecido según cifras del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF); además, Nuevo León en el 2021 ocupó el 4o lugar respecto a feminicidios.
Ya ha pasado 1 mes 7 días, y en este presente y pasado cercano resaltan cuatro cosas: Una fiscalía encabezada por Gustavo Adolfo Guerrero que hace gala de su incapacidad, nula e inoperante actuación, Un gobernador que no tiene la menor idea de qué más hacer, y que al calor de esta turbulencia mediática, solo atina a enfatizar su “consternación” en redes sociales y algunos medios de comunicación, unos padres sumamente inconformes, enojados, frustrados y exigiendo legítimamente Justicia al Gobernador Samuel García y al Fiscal Gustavo Adolfo, pero se suma a todos estos acontecimientos un nuevo personaje, que aprovechando su posición en un noticiero nocturno, pretendía atenuar, disminuir y diluir la creciente exigencia popular de esclarecer este lamentable caso; y sí, se trata de Azucena Uresti, titular del espacio informativo nocturno de Milenio. Este personaje envío un mensaje de WhatsApp a Mario Escobar donde solicita a un “Fren” o un “amigo” que el fiscal conteste el teléfono y pregunta por qué no le ha contestado; también hace mención entre otras cosas, que ella siempre ha estado del lado de la Fiscalía a pesar del desmadre, y cierra con un emoji de risa nerviosa.
Evidentemente, ese mensaje no era para Don Mario, presuntamente ese mensaje iba dirijido a alguna persona en esa Fiscalía; la conductora se equivocó, pero don Mario rápidamente pudo tomar captura de pantalla y mostrarla indignado y muy molesto (totalmente entendible) en sus redes sociales.
Con esta intervención, el caso no solo se pone al rojo vivo; también puntualiza y deja ver cierto grado de complicidad entre un medio de comunicación y una incompetente fiscalía que solo pretende bajar la tensión mediática, y que presuntamente “acordó” con Uresti, con el canal o con ambos, se pusieran de su lado y favorecieran el actuar de dicho fiscal a través de un sezgo informativo.
Cabe mencionar que en un mensaje de Twitter, Azucena Uresti trató de desmentir o lavarse las manos de tal hecho, pero el daño está hecho, y la opinión pública no creyó su versión; en este escenario será prácticamente imposible para Milenio limpiar la reputación de su empleada, incluso la propia, por lo que se visualiza tomen decisiones drásticas.
Tales hechos incluso obligaron a que la presentadora se ausentara de su noticiero el pasado viernes, y que Roberto López tomara la conducción. Son muchas las peticiones de renuncia tanto para el Fiscal de Nuevo León como de Uresti en las distintas plataformas de redes sociales donde se ganó ser parte del trending topic todo el fin de semana, y donde ahora la llaman #LadyMontajes, haciendo referencia al padre de este hashtag, #LordMontajes, Carlos Loret de Mola; ese mismo viernes, Rafael Barajas “El Fisgón” increpó a Uresti en su propio espacio de radio, donde le señaló que efectivamente fue ella la que escribió esos mensajes de Whatsapp, ya que contienen sus formas de expresión particular donde llama “fren” a los amigos, entre otros anglicismos; además, sugirió que el “periodismo de usos y costumbres” donde se pone al servicio de los unos cuantos la “labor periodística a modo” a cambio de beneficios; sin duda este caso tiene aún mucho por esclarecer y con la intervención de gobierno federal y el nuevo peritaje que ha salido a la luz, donde se menciona que Debanhi murió a causa de golpes en la cabeza e incluso se mencionan huellas se abuso sexual.
Por el bien del estado de Nuevo León y la credibilidad del medio de comunicación Milenio, tanto el Fiscal Guerrero y la presentadora de noticias Azucena Uresti deben poner en la mesa su renuncia inmediatamente y salir con una parte de su dignidad íntegra, por bien de la sociedad y por su propio bien.
La desaparición de Debanhi y el esclarecimiento de este caso aún tiene muchos capítulos por escribir; por todas las mujeres asesinadas, por las desaparecidas y por todas las mujeres de nuestro país, sigamos siendo solidarios y erradiquemos la violencia en cualquiera de sus formas a todo ser humano, priorizando a la Mujer y a los niños.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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