En una jornada cargada de tensión y debate, el Senado de México aprobó la reforma al Poder Judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Con 86 votos a favor, 41 en contra y sin abstenciones, la propuesta fue aprobada tanto en lo general como en lo particular. Este proyecto marca un antes y un después en la impartición de justicia en el país, al establecer la elección popular de jueces y magistrados, incluyendo a los de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
El respaldo de la mayoría de los senadores, entre ellos el panista Miguel Ángel Yunes Márquez y algunos perredistas, fue fundamental para alcanzar la mayoría calificada necesaria. La aprobación de esta reforma representa un triunfo significativo para el pueblo mexicano, que, según sus promotores, ahora tendrá mayor poder en la designación de sus jueces.
El pueblo gana con la reforma judicial
Esta reforma ha sido presentada por el gobierno como una herramienta clave para democratizar el sistema de justicia. Se plantea que, con la elección popular de jueces y magistrados, se reducirá la corrupción y se garantizará que los jueces respondan directamente a la ciudadanía. Si bien sectores de la oposición han manifestado su desacuerdo, acusando que se vulnera la independencia judicial, la votación en el Senado fue clara: una mayoría está a favor de darle voz al pueblo en la elección de quienes imparten justicia.
La reforma ahora pasará a los congresos locales, donde al menos 17 de ellos deberán ratificarla para que entre en vigor. Aunque el camino no está exento de desafíos, el avance logrado hasta ahora señala un cambio histórico en el sistema judicial mexicano.
Momentos de tensión y caos
La sesión en el Senado estuvo marcada por momentos de gran tensión. Mientras los senadores debatían, fuera del recinto, manifestantes, incluyendo a funcionarios judiciales en huelga y estudiantes universitarios, protagonizaban enfrentamientos. Al grito de consignas en contra de la reforma, los opositores trataron de irrumpir en el Senado, lo que generó un ambiente de caos y violencia.
En medio del intenso debate, uno de los momentos más sorprendentes fue el voto a favor de la reforma por parte del senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez. Su decisión fue recibida con aplausos por los legisladores de Morena y sus aliados, mientras que la oposición lo acusaba de traición, intensificando la polarización dentro del Senado.
Implicaciones de la reforma para el país
La reforma judicial aprobada tiene como principal objetivo cambiar la forma en la que los jueces y magistrados son seleccionados en México. Con la implementación de elecciones populares, se espera que el sistema judicial esté más alineado con los intereses de la ciudadanía, promoviendo la rendición de cuentas y limitando la corrupción en los tribunales.
Sin embargo, los detractores advierten que esta medida podría comprometer la independencia de los jueces, quienes ahora tendrían que hacer campaña y depender del apoyo popular para su elección. A pesar de estas críticas, el oficialismo ha demostrado que este es un paso necesario para avanzar hacia una justicia más transparente y participativa.
Oposición dividida y polarización política
La votación ha dejado al descubierto las fracturas dentro de los partidos de oposición. En particular, el Partido Acción Nacional (PAN) enfrentó una crisis interna cuando uno de sus senadores, Miguel Ángel Yunes Márquez, emitió su voto a favor de la reforma, desatando acusaciones de traición por parte de su partido. Esta situación ha generado un intenso debate dentro de las filas de la oposición, profundizando la división en torno a la reforma judicial.
Por otro lado, la 4T, liderada por Morena, ha celebrado la aprobación como un triunfo del pueblo y una victoria para la democracia. Así, la reforma judicial permitirá que el pueblo sea quien tenga la última palabra en la elección de los magistrados y jueces que se encargarán de impartir justicia en el país.