Creer en el comunismo no implica estar a su favor, pero hay algunas personas que no sólo aseguran que existe sino que va a llegar a México, y lo que es peor, señalan que se impondrá por la vía de las urnas. Es decir, una especie de comunismo por votación, es decir, democrático, con sistema de partidos y con una creativa visión de los conservadores que creen en algo en lo que no confían. Vaya contradicción.
Combinaciones de los que hacen del comunismo el infierno tan temido en esta tierra y que no existen ni siquiera en la imaginación de los izquierdistas más radicales. Para esas personas la señal evidente de que ahí viene el comunismo es la existencia de la Cuarta Transformación, que ha sido muy generosa con los sacerdotes católicos, quienes, a pesar de que las leyes prohíben su participación en política, invitan desde el púlpito a no votar por Morena.
Los jerarcas de esa religión en decadencia, cuestionan todo acto del gobierno y descalifican la obra pública. Organizan encuentros para analizar la política de México, en la Conferencia del Episcopado Mexicano cuentan con un área dedicada a la política mexicana, todo un escenario político al servicio de la derecha, con sotana como disfraz.
Lo mismo sucedió en Nicaragua con algunos sacerdotes católicos, donde también tienen prohibido el protagonismo político, aunque, de inmediato los curas señalan persecución religiosa, porque se les descubrió que organizaban un golpe de Estado, planes de los que no deben estar muy lejos sus colegas mexicanos, sobre todo si analizamos el discurso de sus declaraciones y ensayos, podríamos asegurar que también preparan algo y están en espera solamente del momento adecuado.
Los curas, a diferencia de otro gremio en México y el mundo, nada tienen que perder en su intervención política, por prohibida que sea, y sí mucho que ganar. Si tienen problema en el país donde violan las leyes, el Vaticano exige su exilio a la Santa Sede. Si están en la cárcel piden ser liberados y llevados a vivir en la diócesis de Roma, vecinos del mismísimo Papa.
Las declaraciones de los curas deben sancionarse, más aún en tiempos electorales. El comunismo le sirve más a la derecha y a la izquierda. Lo mismo sucederá con la imagen de Andrés Manuel López Obrador, lo recordarán más los conservadores que quienes se quedarán en el poder.
Así, como sucede en México hay otros gremios que acusan persecución política, los periodistas, represión a la libertad de expresión, los sacerdotes, a la libertad religiosa, los activistas de derecha, llamados hambrientalistas, se dicen afectados en sus derechos humanos. Ficción más que realidad, sus quejas con los puentes para la llegada de extranjeros que invaden con dinero, asesorías, conferencias, encuentros, y todos los ingredientes que implican la elaboración de un golpe de Estado.
Los sacerdotes saben, aquí y en Nicaragua, que no deben intervenir en política, lo hacen todos los días a sabiendas de que cometen un delito, desde luego con la garantía de que tendrán impunidad. Los periodistas que atacan con mentiras los regímenes democráticos saben que tienen los salvoconductos necesarios para salir del país a través de asociaciones de comunicadores conservadores que los convierten en héroes en cuanto salen de su país de origen.
Los activistas de derecha, periodistas o sacerdotes anuncian tiempos peores. Hay motivos suficientes para encarcelarlos. Aseguran que los candidatos de Morena cerrarán las iglesias, que será prohibido el catolicismo, que encarcelarán a los curas sin motivo, etc.
Una vez que los sacerdotes se creen émulos de Miguel Hidalgo, y preparan levantamientos; los periodistas con mentiras crean la ilusión de un país que no existe. En este escenario, la mentira es el común denominador y el miedo es la herramienta favorita, combinadas, mentiras y miedo se crea en México y otros países una oposición que se basa en ilusiones, y que adoptan como argumentos como si se tratara de hechos reales.
El terror que se infunde al comunismo hace pensar que es la derecha la que evoca dicha doctrina económica y no la izquierda que ha superado los primeros pasos de su teoría política.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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