La presidenta de México alcanza 61% de respaldo ciudadano y se coloca 10 puntos arriba de sus pares regionales, según una medición difundida en Chile.
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se posicionó como la mandataria con mayor aprobación en América Latina, de acuerdo con un sondeo de la consultora internacional Atrevia, que evaluó la percepción ciudadana sobre diversos jefes de Estado de la región. Con 61 por ciento de respaldo, la jefa del Ejecutivo mexicano encabeza el ranking y se consolida como la figura mejor evaluada del continente.
El estudio, difundido por el medio Meganoticias de Chile, destaca que Sheinbaum mantiene una ventaja de 10 puntos porcentuales respecto a su competidor más cercano, reflejo de una evaluación positiva de su gestión en un contexto regional marcado por tensiones económicas, sociales y políticas. El resultado también subraya el peso simbólico de su liderazgo como primera mujer en presidir México.
En segundo lugar se ubicó José Jerí, presidente interino de Perú, con 51 por ciento de aprobación, mientras que el tercer sitio fue para Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, quien registró 49 por ciento, manteniendo una percepción favorable entre la población brasileña.

La zona media del ranking la ocupan Yamandú Orsi, presidente de Uruguay, con 46 por ciento, seguido de Javier Milei, mandatario de Argentina, con 44 por ciento, cifras que reflejan evaluaciones ciudadanas divididas sobre sus administraciones. En el mismo bloque aparecen Daniel Noboa, presidente de Ecuador, y Santiago Peña, de Paraguay, ambos con 41 por ciento de aprobación.
En la parte baja de la lista se encuentran Gustavo Petro, presidente de Colombia, con 39 por ciento, y Gabriel Boric, mandatario de Chile, quien cerró el ranking con 33 por ciento, el nivel más bajo entre los líderes evaluados.
El sondeo de Atrevia ofrece una radiografía comparativa del ánimo social en América Latina y coloca a Claudia Sheinbaum como la presidenta con mayor respaldo ciudadano, en un escenario regional complejo donde el liderazgo político enfrenta crecientes desafíos de gobernabilidad.

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