Cinco películas para recibir el Año Nuevo

Del romance clásico a la ciencia ficción distópica, estas cinco películas utilizan el Año Nuevo como escenario simbólico de cambio, cierre y nuevos comienzos, convirtiendo la última noche del calendario en un punto clave para sus historias.

El cine ha encontrado en el Año Nuevo una excusa perfecta para hablar de segundas oportunidades, caos colectivo y decisiones que lo cambian todo. No es solo una fecha festiva, sino un momento cargado de expectativa, ideal para que los personajes enfrenten lo que dejaron pendiente. Estas cinco películas aprovechan ese contexto con estilos muy distintos, pero con una misma idea de fondo: cuando el reloj llega a cero, el cambio es inevitable.

When Harry Met Sally… (1989) convirtió la medianoche del 31 de diciembre en una de las escenas más memorables del cine romántico. La historia de Harry y Sally avanza a lo largo de varios años, pero es en Año Nuevo cuando el relato alcanza su punto emocional más alto, reafirmando que el amor también llega cuando uno deja de huirle.

En un registro completamente distinto, Strange Days (1995) sitúa su trama en el 31 de diciembre de 1999, en una Los Ángeles caótica, violenta y obsesionada con la tecnología. El cambio de milenio no es solo un fondo temporal, sino un reflejo del miedo colectivo al futuro. Aquí, el Año Nuevo simboliza la ansiedad de una sociedad al borde del colapso.

Por su parte, Carol (2015) utiliza el cierre del año como culminación emocional de una historia íntima y contenida. La llegada del Año Nuevo marca la posibilidad real de empezar de nuevo, en un contexto social que limita y juzga. Es un final sutil, pero profundamente significativo, donde el tiempo juega a favor de la valentía.

El tono cambia con Trading Places (1983), una comedia feroz sobre clases sociales y venganza. El desenlace ocurre en Año Nuevo y funciona como ajuste de cuentas definitivo, demostrando que el cambio también puede ser económico, irónico y brutalmente satisfactorio. Nada como comenzar el año con el mundo patas arriba.

Finalmente, Ghostbusters II (1989) mezcla humor, fantasía y espíritu festivo en una batalla final que ocurre durante la noche de Año Nuevo en Nueva York. La celebración colectiva se convierte en arma contra el caos, recordando que la esperanza también puede ser un acto compartido cuando el calendario vuelve a empezar.

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